Presas, radicalismo antiminero y estatismo

Presa de Chonta brindará agua potable y para riego agrícola

A propósito de la cerrada oposición del radicalismo antiminero en Cajamarca contra la construcción de la presa de Chonta debemos decir lo siguiente: todos los países que ahora son desarrollados han construido infraestructura para represar las aguas y utilizarlas como palanca de progreso. No obstante, hay un sector de la izquierda radical que trata de impedir el progreso. No es ninguna casualidad que Gregorio Santos, Wilfredo Saavedra y Marco Arana, todos líderes antimineros, se opongan a la construcción de este proyecto de infraestructura.

Como señalábamos, los países que han pasado al primer mundo han represado sus aguas. En el siglo XX Norteamérica (Canadá y Estados Unidos), Asia (China, Japón, India y Corea) y Europa son los continentes donde se han construido la mayor parte de las represas del mundo. En el otro lado están Africa y Sudamérica. Hoy existen alrededor de 45,000 represas construidas en todo el mundo, y el 80% de ellas están ubicadas en cinco países: Estados Unidos, China, India, España y Japón. La India con 990 y China con 289 lideran la construcción de nuevas represas que servirán para proyectos de irrigación de campos agrícolas, control de inundaciones e hidroenergía. Podemos decir que hay una relación directa entre el crecimiento económico y la construcción de represas.

Es cierto que en un primer momento el represamiento serviría para cerrar el déficit de agua potable en nuestro país —que afecta a diez millones de peruanos actualmente—, mejorar la agricultura y emprender proyectos de energía para el mercado interno. No obstante, represar el agua fomentaría aún más el desarrollo competitivo de la industria, la agroexportación y, a la postre, el Perú se convertiría en un hub exportador de energía en Sudamérica.

Así, la presa de Chonta serviría no solo para la generación de energía eléctrica, sino también para la dotación de agua a los distritos de Cajamarca y Baños del Inca hasta el año 2039, beneficiando a una población estimada de 322,050 habitantes. Además habría agua para riego agrícola en 6,530 nuevas hectáreas, que beneficiarían a 5,760 usuarios de los distritos de Baños del Inca, La Encañada, Llacanora, Cajamarca y Jesús. Se estima también que este proyecto proveería de energía eléctrica para el sector urbano y rural de la provincia de Cajamarca, con un potencial instalado de 2,760 kilowatts y con un promedio anual de 12,740 megas. Además aumentaría la producción piscícola en 70 toneladas anuales y se fomentarían el turismo y las actividades recreativas alrededor del embalse

¿Por qué entonces el radicalismo antiminero se opone a la construcción de semejante obra de infraestructura en Cajamarca? Por la razón siguiente: en su estrategia de imponer el estatismo de viejo cuño, el radicalismo de izquierda quiere liquidar la minería y ralentizar la economía para generar un escenario de crisis política y económica. No hay otra explicación. De allí que se hayan opuesto con extremada violencia a la construcción del proyecto Conga.

Este mismo radicalismo antiminero se opuso a la construcción de la represa El Perol, por parte de la empresa Yanacocha, concesionaria del proyecto minero Conga. Vale recordar que hoy los reservorios de Chailhuagón y San José, almacenan juntos 3.5 millones de metros cúbicos y explican el milagro del agua en las comunidades campesinas en Cajamarca.

El desarrollo y el crecimiento dependen entonces de utilizar y aprovechar el potencial que el país posee. No permitamos que la falsa narrativa de la izquierda radical nos imponga el sueño estatista.