Editorial Economía

Pescar sin barreras

Pescar sin barreras
  • 06 de agosto del 2015

A propósito de la excelente primera temporada de pesca 2015

La noticia del repunte de la pesca industrial nos alegra porque anuncia la recuperación de un sector clave que exporta en promedio unos US$ 2,300 millones al año (en este gobierno ha caído a US$1,700 millones) y que brinda empleo directo o indirecto a más de 100,000 personas. El problema es que la buena noticia no es fruto de una política pública sino de una contingencia judicial momentánea.

En efecto, la exitosa pesca de 2.8 millones de toneladas de anchoveta solo en la primera temporada ha sido posible gracias a una medida cautelar dictada por el Poder Judicial, que deja en suspenso el decreto supremo del 2012 que prohíbe la pesca industrial antes de la milla 10 en el litoral centro norte y de la 5 en el sur, supuestamente, para promover la pesca de anchoveta para consumo humano. La medida ha sido fundamental ya que más de un tercio de las capturas se han realizado entre las millas 5 y 10. La justicia libró así a la pesca de otro año nefasto, no el gobierno.

El Ejecutivo hace bien en celebrar los buenos resultados de la temporada, pero haría mucho mejor si deja sin efecto de una vez el decreto suspendido, que lo único que ha conseguido es colocar a la pesca industrial al borde de la crisis. Desde que entró en vigor esa norma, hace cuatro años, las exportaciones de harina y aceite de pescado cayeron en unos US$1000 millones anuales y el 2014 se produjo la mayor caída de la pesca industrial de los últimos 15 años, al extraerse solo 2.2 millones de toneladas de anchoveta en todo el año.

Por cierto, los 2.8 millones de toneladas extraídas en la primera temporada 2015 representan un incremento de 24% con respecto al año pasado, no de 65% como ha informado el Ministerio de la Producción.

Pero la razón fundamental por la que el gobierno debe derogar el decreto polémico es que NO ha logrado su propósito, que es promover la pesca de anchoveta para consumo humano. Al contrario, ésta retrocedió: en el 2011 se extrajeron 125,000 toneladas y en el 2014 solo 40,000 toneladas pese a que se multiplicó la flota de embarcaciones menores dedicadas a esa actividad. ¿Cómo explicar esta contradicción?

La explicación está en que las embarcaciones menores prefieren vender la anchoveta que pescan a las plantas informales procesadoras de harina y aceite de pescado, que pagan mejores precios que los mercados de consumo humano.

El gobierno reconoció su fracaso al aprobar, en mayo último, otro decreto supremo (015-2015-Produce) que declara “de importancia estratégica e interés nacional” la promoción de la pesca de consumo humano directo, y más recientemente, el 4 de julio, una resolución ministerial (232-2015-Produce) que crea un grupo de trabajo para identificar la problemática de esa misma actividad pesquera.

Nuestra pesca está viviendo buenos tiempos, pero estos podrían durar poco si el gobierno no enmienda su error e insiste en mantener vigente el decreto supremo de la discordia (05-2012-Produce).

 

  • 06 de agosto del 2015

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