Mitos alrededor de la minería moderna

Creados para paralizar los más importantes proyectos

Semanas atrás, el presidente Pedro Pablo Kuczynski reconoció la importancia de la minería moderna como un motor de crecimiento y reducción de pobreza. “Necesitamos el billete de la minería” sostuvo el presidente. Y razón no le falta. La minería moderna es un motor fundamental para el desarrollo del Perú. Sin embargo, un sector de peruanos, cegados por anteojeras ideológica y ambiciones políticas, se han organizado alrededor de movimientos antimineros con el fin de liquidar la minería y llevarnos hacia el fracaso del socialismo. Este movimiento antiminero ha construido mitos y falsedades potentes que a veces han logrado paralizar proyecto mineros de suma importancia para las venas económicas del Perú.

Uno de aquellos mitos dice que el uso y la gestión del agua es incompatible con la minería moderna y la agricultura. Pero resulta que ese mito es absolutamente falso. Para muestra está lo que sucede en Cajamarca, Arequipa o Puno. En Cajamarca, a pesar de las intensas mentiras del radicalismo antiminero, hoy se ha producido un “milagro del agua” en las comunidades campesinas aledañas al proyecto Conga. Los reservorios Chailhuagón y San José —construidos por la compañía Yanacocha, concesionaria de la señalada mina— hoy abastecen a numerosas familias que antes solo tenían agua cuando llovía (de diciembre a marzo). Algo similar sucede en Arequipa, donde el proyecto Cerro Verde ha descontaminado el río Chili y construido el PTAR La Enlozada. Y en Puno la compañía Minsur —concesionaria de la mina San Rafael— ha construido en los distritos de Antauta y Ajoyani, y en la comunidad campesina de Queracucho, 12 represas y 114 reservorios de agua.

Se dice también que la minería moderna siempre contamina debido a que en el Perú los estándares ambientales son permisivos con el sector. Otro mito que es absolutamente falso. Por ejemplo, desde enero del 2014, el Ministerio del Ambiente impuso la norma (DS-003-2008-MINAM) que fijaba que el ECA-Aire para el dióxido de azufre debe ser de 20 ug/m3/dia (microgramos por metro cúbico por día). Dicho estándar debía cumplirse de forma obligatoria en todas nuestras ciudades. Bueno, pues, es y será imposible que el sector industrial-minero cumpla con semejante normativa porque sencillamente no está sujeta a la realidad. Mientras que aquí se exige que las emisiones de azufre de las fundiciones de cobre, por ejemplo, se reduzcan a 20 ug/m3, Japón tiene un ECA de 105 ug/m3, Chile 250 ug/m3, la Unión Europea 125 ug/m3 y los Estados Unidos ¡325 ug/m3!

Se dice también que la minería moderna no genera trabajo. Otra falsa narrativa. Según un documento del ministerio de Energía y Minas la minería moderna brinda alrededor de 198,000 empleos directos. Es decir, casi el 1% de la PEA. En otro documento del Instituto Peruano de Economía (IPE) se determinó que por cada empleo directo se generan nueve empleos, y la Sociedad Nacional de Minería afirma que casi seis millones de peruanos dependen de alguna manera del sector minero. Pero además el empleo directo generado por la minería moderna otorga plenos derechos laborales y sociales, como ningún otro sector.

Otra de las mentiras es que la minería moderna no contribuye al pago de impuestos. La minería representa más del 50% de las divisas y el 20% de la recaudación fiscal. En 2007, la minería moderna aportaba alrededor del 14% al Producto Bruto Interno (PBI), y según cálculos del IPE solo entre 1998-2009 aportó más de S/. 41,000 millones en impuestos. Pero además la minería moderna aporta al crecimiento de otros sectores productivos, como productos metálicos, transporte, petróleo refinado, etc.  

Así, la contribución de la minería moderna al desarrollo del país es notable. No obstante, el radicalismo antiminero construye y difunde mitos y falsas narrativas para demostrar lo contrario. Desde este portal descubrimos los mitos de quienes quieren llevar al país al fracaso estatista.