Minería, pobreza y desarrollo

Nuevo estudio revela que minería podría reducir pobreza de 21% a 14% en el 2021

El Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP) ha publicado el estudio Los beneficios macro y microeconómicos de la minería, en el que se sostiene que si el Perú logra ejecutar toda su cartera de proyectos mineros, la pobreza en el 2021 —año del Bicentenario— se reduciría de 21% a 14%, y se crearían miles de puestos de trabajo directos e indirectos. Es decir, la minería moderna se consolidaría como palanca para el desarrollo de nuestro país, reduciendo pobreza, creando trabajo y mejorando la calidad de vida de miles de peruanos, sobre todo en las provincias y distritos más alejados.

En el estudio también se resalta que de ejecutarse esa cartera de proyectos mineros —que asciende U$ 46,796 millones— tendría un impacto de 11% en el crecimiento del PBI hasta el 2021. A ello se debe agregar que el empleo directo en el sector alcanzaría los 255,000 puestos de trabajo, a los que se sumarían 1.6 millones de empleos indirectos. Según el presidente del IIMP, Víctor Gobitz, se podrían beneficiar más de 7.7 millones de personas en todo el país.

No es la primera vez que un estudio refrenda el impacto positivo de la minería moderna. Datos actualizados proporcionados por el Instituto Peruano de Economía (IPE) señalan que por cada empleo minero se genera 6.25 plazas laborales (uno por efecto indirecto, 3.25 por el impacto del consumo de los trabajadores y dos por la reinversión minera). Si las proyecciones son tan auspiciosas, entonces ¿qué detiene la ejecución de la cartera de proyectos que posee el país? Varios problemas, entre ellos la tramitología y la conflictividad social, organizada por grupos minoritarios de viejo cuño izquierdista que pretenden liquidar la minería moderna y conducirnos hacia el fracaso estatista. De allí que cada año las inversiones mineras se hayan ido reduciendo. En el 2011 fueron de US$ 7,243 millones, en tanto que entre enero y abril de este año la cifra ha disminuido a solo US$ 1,332 millones.

Por todas estas consideraciones —crecimiento económico, reducción de la pobreza, creación de empleo— el bloqueo de los proyectos de Conga y Tía María, así como los intentos del radicalismo de paralizar el Corredor Minero del sur, son frivolidades incalificables, verdaderos crímenes sociales.

Ahora bien, la minería moderna ha contribuido sobremanera a la reducción de la pobreza, generando círculos virtuosos, creando trabajo con plenos derechos sociales y laborales, y contribuyendo al desarrollo de las zonas de influencia directa e indirecta, a través de la tributación, el canon y las regalías. Por ejemplo, de los 32 distritos que disminuyeron la pobreza en 30% con respecto al 2009, catorce poseen asentamientos mineros en sus circunscripciones, y todos reciben canon o regalías mineros. Trece de estos distritos están en la sierra sur (Cusco, Huancavelica, Puno).

Según los datos de INEI, la pobreza se ha mudado a la sierra norte de La Libertad y Cajamarca, abandonando las regiones del sur (Huancavelica, Ayacucho y Apurímac). En ambos departamentos del norte se localizan catorce de los veinte distritos más pobres. Parte de la explicación de estos resultados tiene que ver con las funestas acciones del movimiento radical contra las inversiones mineras en Cajamarca. El otro extremo es lo que ha sucedido en Apurímac y en el Cusco (sobre todo en la provincia de Chumbivilcas), donde la pobreza se ha reducido alrededor de 30%.

Todos los peruanos de buena voluntad deberían insistir en convocar a una alianza por la minería moderna, sector de suma importancia para el presente y futuro del país.