Minería para el sur peruano

Para seguir reduciendo la pobreza y generar empleos

El Ministerio de Energía y Minas acaba de publicar un informe sobre las posibles inversiones mineras en el Perú para los próximos años. En el documento se indica que la inversión minera llegaría a representar alrededor de US$ 45,596 millones. Semejante noticia es de algún modo alentadora, ya que se esperan importantes proyectos para los próximos años, como el de Anglo American Quellaveco S.A. (US$ 5,000 millones). Vale recordar que la estimación de proyectos para el mediano plazo había descendido debido a al retroceso en los precios de los minerales.

No obstante, la buena nueva es que la mayoría de los proyectos se ubican en el sur peruano. Son 28 proyectos mineros —ubicados entre Apurímac, Ica, Moquegua, Arequipa, Tacna, Cusco y Puno— cuyo valor representa alrededor de US$ 27,575 millones. La región Apurímac es la que tiene mayores proyectos en cartera, con un monto de US$ 9,713 millones en seis proyectos. El proyecto más grande es Haquira, cuya inversión es de US$ 2,800 millones. Luego continúa la región Moquegua, con una inversión estimada en US$ 6,175 millones en tres proyectos. En la región Arequipa la inversión estimada sería de US$ 4,962 millones, compartida en cinco proyectos; entre los que están Pampa de Pongo (US$ 1,500 millones) y Tía María (US$ 1,400 millones). Otras regiones como Ica (US$ 2,483 millones) —con la ampliación de Marcona por un monto de US$ 1,.500 millones—, Puno (US$ 1,380 millones), Tacna (US$ 1,200 millones, por la ampliación de Toquepala), Cusco (US$ 956 millones) y Huancavelica (US $706 millones) completan el monto total de inversión en el sur peruano.

¿Cuál es el significado de estas inversiones? Si tales proyectos se ejecutan, el sur peruano tendría a la minería moderna como una palanca de desarrollo, crecimiento económico, reducción de pobreza y creación de empleo. Algo así ya ha sucedido en Apurímac con el proyecto Las Bambas, cuya inversión es de US$ 10,000 millones, uno de los proyectos mineros más grandes del planeta. Hoy las zonas aledañas al proyecto cuprífero han sido parte del llamado “milagro Las Bambas”. Entre los años 2005 y 2015 Las Bambas desarrolló una intensa campaña de apoyo social y productivo, a través de la inversión directa en proyectos de desarrollo por un valor de US$ 250 millones. Habría que sumar la creación del Fondo Social Las Bambas (Fosbam), con un monto total de US$ 64 millones asignados al Estado, luego de otorgada la concesión.

Así, el proyecto minero ha contribuido a que la pobreza, esa lacra que era el enemigo de los pueblos y comunidades campesinas, se reduzca radicalmente, de casi 60% a 39%; es decir, más de 20 puntos porcentuales. Según la Encuesta Nacional de Hogares del Instituto Nacional de Estadística e Informática 2015 (INEI) entre el 2012 y el 2015 la inversión pública y privada en la región creció 20% en promedio cada año, y el empleo dependiente aumentó en 50%.

En el sur peruano todavía existen bolsones de pobreza. En ellos la minería moderna podría tener un papel fundamental para desterrar a esa lacra social. El Perú y sus autoridades deben apostar por una minería moderna y ambientalmente responsable para convertirse en un país desarrollado y próspero .