Editorial Economía

Los octógonos y la ofensiva anti industria alimentaria

Un nuevo frente en la guerra capitalismo-anticapitalismo

Los octógonos y la ofensiva anti industria alimentaria
  • 01 de octubre del 2018

 

En el Perú —como en toda América Latina y los países emergentes— se libra una feroz batalla ideológica entre capitalismo y anticapitalismo. Esta disputa se envuelve de diferentes formas: radicalismo ecológico versus inversiones, ideología de género versus familia tradicional, derechos humanos versus defensa del orden interno, y el novísimo enfrentamiento “consumidores versus empresas”, como si fue posible imaginar una sociedad de consumidores sin mercados ni compañías.

En nuestro país este asunto ha llegado con extremada fuerza: los octógonos prohibitivos para el etiquetado de los alimentos industriales que solo se aplican en Chile, la ley que pretende prohibir el uso de la leche importada en la elaboración de lácteos y los mitos que comienzan a difundirse alrededor del uso de los plásticos.

En esta ofensiva se combinan varias aproximaciones: desde las visiones ecologistas radicales —que consideran posible una sociedad moderna sin una producción masiva de alimentos industriales (algo inimaginable) hasta los intereses de capitalistas del mundo desarrollado, que suelen financiar propuestas anticapitalistas en las sociedades emergentes para evitar competencias en los mercados globalizados, y que buscan la quiebra de las industrias nacionales para comprarlas a precio de remate.

El caso de los octógonos para el etiquetado de los alimentos industriales es extremadamente paradigmático. Este sistema solo alerta de los niveles altos de azúcar, sodio, grasas saturadas y grasas trans en los alimentos procesados. Y únicamente se aplica en Chile, debido a las campañas de la izquierda mapocha antes de la elección de Sebastián Piñera. Muy por el contrario, los países que pertenecen a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), y en general todas las sociedades desarrolladas, siguen las recomendaciones establecidas en el  Codex Alimentarius —aprobado por 188 países—, que propone que las etiquetas no deben causar temor sino educar, hacer pedagogía.

En las sociedades desarrolladas —con la mayor esperanza de vida y los mejores sistemas de salud— se utilizan las etiquetas informativas y el sistema de semáforos: los colores rojo, amarillo y verde señalan los niveles alto, medio y saludable respectivamente de azúcar, sodio, grasas saturadas y grasas trans. Si el Perú es una sociedad con 46% de su niñez afectada por la anemia, ¿por qué el Ministerio de Salud y algunos ministros del Gabinete Villanueva han lanzado “una cruzada contra la obesidad” promoviendo los octógonos?

No solo se trata del Perú, sino de una ofensiva en toda América Latina promovida por entidades como The Bloomberg Family Foundation y Bloomberg Philanthropies. En los últimos años “los estudios” y “campañas contra la obesidad” se han multiplicado a diestra y siniestra, como si la industrialización de los alimentos fuese la responsable de esta “desgracia”. A veces pareciera que en estas campañas se desliza la idea de volver a las sociedades agrarias, bucólicas, pre sociedad industrial. Sin embargo, estas ONG y fundaciones no dicen palabra alguna en contra las industrias de sus propios países.

Algo parecido parece notarse en las intenciones de prohibir el uso de leche en polvo importada para la elaboración de lácteos o para elaborar el producto leche. Considerando que la leche en polvo solo es leche deshidratada, estas propuestas solo buscan favorecer a intereses mercantiles y a las industrias lácteas de otros países. Las guerras del fin del mundo contra el uso de los plásticos también apuntan en ese sentido, ignorando que existen plásticos biodegradables y no biodegradables, y que todo se solucionaría con inversiones sostenidas en compañías de reciclaje.

Por todas estas consideraciones, en el Congreso se debe asumir una posición clara en contra de estas campañas sin sustento y en contra de la industria alimentaria. En otras palabras, el Congreso debería insistir en el sistema de semáforos para las etiquetas de los alimentos industriales y se debería descartar todas las iniciativas que pretenden prohibir el uso de la leche en polvo importada.

 

  • 01 de octubre del 2018

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