Los cuentos de la concentración de tierras

Sobre iniciativas contra la prosperidad en el campo

La izquierda y los enemigos del progreso han inventado una falsa narrativa en torno al desarrollo del agro peruano. Uno de esos relatos señala que el mercado libre de tierras ha producido una concentración de predios agrícolas y que han regresado los antiguos barones del azúcar. Nada más alejado de la realidad.

Semejante narrativa impulsa a algunos sectores a intentar derogar los principios constitucionales y las leyes que explican la prosperidad de la agroexportación en el Perú, la capitalización del campo y el surgimiento de una clase media agraria como nunca antes hubo en la historia del Perú. Las iniciativas legales que apuntan a limitar la extensión de la propiedad agrícola también forman parte de ese menú en contra del despegue de la agricultura. Siempre vale insistir en que el dinamismo de la agroexportación en la última década se explica por la Constitución de 1993 —que liberalizó el mercado de tierras— y a la promulgación —en el año 2000— del Régimen de Promoción del Sector Agrario (Ley 27360), que declaró como interés prioritario la inversión en dicho sector.

Es fácil demostrar la falsedad de los relatos sobre la concentración de la propiedad agraria. Si se compara la estructura de este tipo de propiedades entre el Censo Agrario 1994 y el Censo Agrario 2012, los minifundios (menos de dos hectáreas) ha aumentado de 771,000 hectáreas a 1.3 millones de hectáreas. Es decir, en 18 años el minifundio ha pasado a representar del 44% al 58% del total de tierras agrícolas en el Perú. ¿Dónde está la concentración de la propiedad pregonada por la izquierda?

Pero existen otros datos que despejan cualquier duda. Por ejemplo, el caso de la estructura de la propiedad agraria entre 50 y 100 hectáreas también ha disminuido. El Censo Agrario 1994 señaló que 25,000 hectáreas correspondían a este tipo de propiedad, en tanto que el Censo del 2012 estableció que han descendido a 22,000 hectáreas. Algo parecido sucede con la estructura de la propiedad entre 20 a 50 hectáreas, que ha bajado de 83,000 a 75,000 hectáreas. Los datos del Censo Agrario 2012 son claros: no existe ninguna concentración de tierras agrícolas, ni regreso de gamonales ni barones del azúcar. Por el contrario el minifundio (fragmentación de la propiedad de la tierra) ha avanzado.

Ahora observamos que los nuevos actores del proceso virtuoso de la agroexportación son corporaciones y empresas que, en algunos casos, tienen accionariado difundido. Por ejemplo, en la Empresa Agroindustrial Casa Grande el 37% de las acciones están en manos de 4,187 propietarios. En Pomalca, 5,553 accionistas tienen una participación menor al 2% y representan el 68% del accionariado total. Es decir, la empresa no le pertenece a una familia sino a una persona jurídica que ha democratizado significativamente la propiedad.

El mercado libre de tierras y las leyes promocionales para la agricultura han permitido, entonces, el boom de la agroexportación y el surgimiento de una clase media agraria, que tienen mucho que ver con la prosperidad y el empuje que se percibe en la mayoría de las ciudades de la costa. No obstante estos logros, hay congresistas que pretenden destruir las bases legales de esta prosperidad estableciendo nuevos límites para la extensión de la propiedad agraria, para combatir una concentración de tierras que no existe.