Editorial Economía

¡Locura previsional!

¡Locura previsional!
  • 01 de agosto del 2016

En Chile se propone el regreso del sistema estatal

El escándalo de la pensión de jubilación de Myriam Olate —esposa de Osvaldo Andrade, presidente de la Cámara de Diputados—, retirada de la Gendarmería chilena, quien recibía una pensión de 7,000 dólares, mientras el promedio de las pensiones está en 300 dólares, ha desatado la ira de los chilenos contra el sistema privado de pensiones. Como se sabe el modelo de las AFP peruanas nació en Chile, y todo lo que suceda con el sistema previsional mapocho, tarde o temprano, repercutirá en el Perú. Lo curioso es que la furia de los chilenos empieza a tener una bandera: el retorno del sistema de reparto en el que todos los trabajadores activos aportan a un fondo de común y financian las pensiones de los jubilados.

Desde este portal consideramos que Chile desarrolla una involución económica y social que está matando a la gallina de los huevos de oro de la prosperidad del país sureño: se han eliminado las exoneraciones por reinversión de utilidades, se quiere reformar la legislación laboral para fomentar la negociación colectiva y se pretende convocar a una nueva constituyente. No es extraño entonces que ahora se piense en el sistema de reparto.

Cuando en 1889 se creó el sistema de reparto se consideró que 30 trabajadores activos deberían financiar la pensión de un jubilado. Pero hoy el promedio mundial es de 3 trabajadores por un retirado. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que el desarrollo produce una paradoja inexorable: aumenta la longevidad y disminuye la natalidad. Con el avance de la medicina y los sistemas de salud en el mundo, cada vez habrá más viejos que jóvenes.

La crisis del estado de bienestar de Europa tiene mucho que ver con la imposibilidad de atender las pensiones de los jubilados porque el sistema de reparto no da más. Los déficits públicos europeos oscilan entre el 7% y 10% del PBI, y las deudas públicas sobrepasan el 100% del PBI. Gran parte de esta realidad tiene que ver con el subsidio a las pensiones. Y no hay cómo solucionar el problema con el sistema de reparto. Se calcula que en el 2040 la proporción de los trabajadores activos será de 1.8 con respecto a cada jubilado. ¿Cómo se hace? No hay salida. Y los amigos chilenos se encaminan a la locura.

Ante la inviabilidad del sistema de reparto se creó el sistema de cuentas individuales, en el que el trabajador acumula un fondo que es administrado por una entidad privada con criterios de mercado. Es decir, el dinero del fondo debe ser invertido, “trabajado”, para que se incremente y se alcancen pensiones aceptables.

En nuestro país el Sistema Privado de Pensiones ha desarrollado logros importantes: un fondo de alrededor 130,000 millones de soles y pensiones que representan, en promedio, el doble de las jubilaciones estatales. Sin embargo el cobro de comisiones altas por las AFP ha desatado críticas justificadas. Ante esta realidad algunos sectores empiezan a invocar los problemas del sistema previsional de Chile para anunciar la muerte del sistema de privado de pensiones y el retorno del sistema de reparto.

La única manera de seguir construyendo un sistema previsional para el futuro es insistiendo en las cuentas individuales. Y para mejorar la situación de los trabajadores y pensionistas se debe liberalizar el mercado, permitiendo que los bancos, cajas de ahorro y diversas entidades privadas internacionales ingresen a administrar las cuentas individuales. Es decir, aumentar la oferta para reducir el costo de las comisiones. Sin embargo, interesar a diversos sectores privados en el sistema previsional solo será posible si se eliminan las restricciones de mercado: por ejemplo las prohibiciones a las AFP para invertir en el extranjero por encima de determinado monto.

Cuando se discute el futuro del sistema previsional no solo se debe argumentar con las cifras que hunden al estado de bienestar de Europa, sino que también debemos recordar cómo los gobiernos del pasado usaban los recursos de las pensiones estatales para financiar sus políticas clientelistas, arruinando el futuro de nuestros jubilados. Y sin ir demasiado lejos, la manera cómo los populismos latinoamericanos han usado el fondo del sistema de reparto para financiar sus proyectos autoritarios. Allí está la tragedia del kirchnerismo en Argentina.

  • 01 de agosto del 2016

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