Lo interno y externo en la economía

Sobre el debate que han abierto algunos diarios sobre el futuro del modelo económico

Un interesante debate sobre el futuro del modelo económico y sus contextos internos y externos, comienza a desarrollarse en las páginas de Perú 21, La República y Correo. El sociólogo Carlos Dargent señala que el Perú y América Latina están condenados a crecer al ritmo de los precios de los commodities. El investigador principal del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), Martín Tanaka, precisa que la caída de los precios de las materias primas afecta de manera diferente a los países y reconoce que hay una dialéctica entre lo interno y lo externo. Y el director de Perú 21, Juan José Garrido, exige que se puntualice de qué se habla cuando se menciona un “nuevo modelo”.

El intento de debate es como agua fresca en el desierto de las excomuniones y acusaciones en que se ha convertido nuestro espacio público. Es difícil negar la enorme importancia del fin del súper ciclo de los commodities, tal como lo reconocen el FMI, el BM y las demás organizaciones internacionales. Nadie puede tapar el sol con un dedo.

Las exportaciones de Colombia, Ecuador y Venezuela dependen del petróleo –que ha caído en 50%-, pero solo el país llanero se hunde en la recesión. Las exportaciones de Argentina y Paraguay dependen de la soya, pero solo el país gaucho está quebrado; el segundo crece a todo vapor. ¿En dónde está la diferencia? Pues, en que unas economías son más abiertas y otras absolutamente cerradas, o ¿no?

Según la Cepal, entre el 2012 y el 2013 la reducción de la pobreza se estancó en América Latina. En algunos países, como Venezuela, aumentó, pero en otros continuó bajando: Paraguay (8.9 puntos), el Salvador (4.4 puntos), Chile (3.2 puntos), Colombia (2.2 puntos) y Perú (1.9 puntos). Otra vez la interrogante, ¿cómo explicar resultados tan encontrados? Y de nuevo la misma respuesta: unas economías son más abiertas y otras cerradas, o, ¿no?

La justa preocupación de Dargent sobre los factores externos debería considerar estos resultados tan diversos. Ahora bien, ¿para qué uno expone ideas y cruza argumentos? Pues para proponer un nuevo modelo o ajustar lo que existe. El director de Perú 21 se pregunta legítimamente, ¿cuál es el nuevo modelo?

Parece que nadie habla de elevar aranceles, controlar precios, perforar las fortalezas macroeconómicas y expandir el gasto estatal irresponsablemente. Las cosas más bien apuntan hacia el estribillo de la “diversificación productiva” para no depender los precios de los commodities.

Ahora bien, ¿cómo se diversifica en el contexto de la economía mundial? La única manera es mediante la ampliación del libre comercio y de los TLC. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que para exportar cobre y oro no necesitamos TLC. Se trata de commodities con cotizaciones en los mercados internacionales. Pero para exportar computadoras, mesas, máquinas y conservas agrícolas y pesqueras, sí necesitamos TLC, para derribar las protecciones arancelarias en los posibles mercados. Si hay otra manera de diversificar que se nos indique, por favor.

Ahora bien, tirios y troyanos reconocen que al modelo económico le falta Estado. La ausencia de un Poder Judicial predecible y de instituciones que funcionen ahoga a los inversionistas y mercados. La floresta de sobrerregulaciones administrativas y laborales liquida a los emprendimientos, y la ausencia de reforma en educación y salud asfixia cualquier posibilidad de innovación y calificación de capital humano. Otra vez la pregunta: ¿De qué otro modelo se habla?

24 - Abr - 2015