Las Bambas: revolución en educación y salud

Sobre cómo la inversión minera contribuye al desarrollo social

Las contribución de la minería moderna a favor del desarrollo de la educación y la salud en Challhuahuacho y las zonas aledañas al proyecto Las Bambas es una experiencia que puede servir de modelo para otros proyectos mineros. El siglo XXI ha llegado a áreas que estaban atrapadas en el pasado.

La inversión en estos dos sectores -educación y salud- ha sido el centro de una alianza entre empresa minera moderna y población. En ese sentido, la empresa ha diseñado programas educativos,  ha construido infraestructura y ha equipado las escuelas con recursos de tecnología e información (TIC). El Programa de Recursos Educativos de Las Bambas (Preb), por ejemplo, ha mejorado la calidad educativa en 18 comunidades campesinas y hoy beneficia a más de 3,500 personas (niños y adultos). También se ha construido más de 20 aulas, servicios higiénicos, losas deportivas y oficinas en las instituciones educativas de 10 comunidades campesinas como Pamputa, Cconccacca, Choaquere. Además se ha otorgado becas universitarias para alumnos de secundaria y se ha instalado movilidad escolar para las comunidades alejadas. Del mismo modo, profesores de institutos tecnológicos han recibido becas y créditos para estudios de maestría.    

Los esfuerzos para mejorar la salud de los pobladores también son notables. En Nueva Fuerabamba y Challhuahuacho se han construido  modernos centros de salud y se ha habilitado una casa materna. La implementación de módulos de atención médica en Coyllurqui, las frecuentes campañas dentales para escolares y ancianos, y las reiteradas campañas sanitarias en las comunidades vecinas al proyecto denotan esfuerzos para mejorar la calidad de vida.

No obstante, el ejemplo paradigmático de colaboración entre minería moderna y población se expresa en la construcción de la moderna ciudadela de Nueva Fuerabamba. Este es uno de los casos más exitosos de reasentamiento voluntario, un verdadero modelo para el mundo. Al término del año 2018, unas 441 familias serán trasladadas a modernas viviendas dotadas de servicios de agua potable, alcantarillado, luz eléctrica, cochera, patios, cubiles para negocios y criadero de animales menores. Además, contará con centros educativos equipados, un centro de salud y otras comodidades típicas de la clase media.

Vale señalar que en el año 2003 la compañía dueña de Las Bambas y el Estado firmaron un acuerdo que establecía 17 condiciones sociales que han sido cumplidas hasta el momento. Además de la creación de un fondo social (fideicomiso) con más de US$ 75 millones que ha permitido resolver problemas de infraestructura en las provincias de Apurímac (Grau o Aymaraes o Andahuaylas) la compañía destinó más de US$ 250 millones para proyectos productivos y sociales en la provincia de Cotabambas.  

A semejantes montos invertidos se debe añadir que desde el 2004 al 2014, la empresa ha aportado -como parte de su Plan de Relaciones Comunitarias- alrededor de US$ 60 millones adicionales en favor de la educación y la salud.   

Muchas veces la contribución social de la minería moderna no es medida en su real dimensión, y es injustamente atacada por sectores radicales. Las Bambas es un claro ejemplo de que la inversión minera es la fuente de diversos círculos virtuosos a favor, sobre todo, de los más pobres.