La guerra de la leche en polvo

Ejecutivo no promulga ley y Congreso debe archivar norma

Hasta el cierre de esta edición, el Ejecutivo no había promulgado el proyecto de ley aprobado en el Congreso que establece la prohibición de usar leche en polvo importada en la elaboración de productos lácteos. A entender de este portal, el gobierno hace lo correcto. Promulgar una norma de ese contenido es derribar uno de los pilares del modelo económico que ha permitido duplicar el PBI, arrinconar la pobreza a un quinto de la población y ensanchar a las clases medias como nunca. Ante la posible observación del Ejecutivo, en el Congreso no se debería insistir con la mencionada norma y proceder a archivarla.

La ley aprobada en el Congreso, que prohíbe usar leche importada en la elaboración de productos lácteos, a estas alturas se revela como uno de los despropósitos más graves del actual Legislativo; no solo porque viola todos los acuerdos comerciales suscritos por el Perú, sino porque es una verdadera amenaza para los consumidores. Los únicos beneficiados con semejante norma son las coaliciones mercantiles de ganaderos que desarrollaron todos los lobbies habidos y por haber para hacer pasar semejante absurdo en contra de la economía  de mercado.

La prohibición de usar leche en polvo en la elaboración de productos lácteos viola todos los acuerdos suscritos por el Perú en la Organización Mundial del Comercio (OMC), los tratados de libre comercio firmados por el país —sobre todo el de Estados Unidos— y varios artículos de la Constitución que establecen el mismo tratamiento comercial para productos nacionales y extranjeros.

Pero eso no es todo. En el Perú la producción de leche fresca de los ganaderos solo abastece el 70% de la demanda nacional. El 30% restante es cubierto con leche en polvo importada. Algo más: el 50% de la producción nacional de leche es comprada por las compañías Gloria, Laive y Nestlé. La otra mitad por alrededor de 200 pymes nacionales que producen lácteos en Cajamarca, Huancayo, Arequipa, Puno y otros lugares.

En este contexto, ¿cuáles serán las consecuencias inmediatas de prohibir el uso de leche en polvo importada en la elaboración de lácteos? Es evidente que los precios subirán porque la oferta no abastece a la demanda, y el incremento del litro de leche fresca afectará, principalmente, a las pymes que producen lácteos.

Sin embargo, contemplando el mundo ancho y ajeno de millones de consumidores en el país, es evidente que el principal afectado será el consumidor, sobre todo los sectores más pobres. Pero eso no es todo. El mercantilismo es una fuente de segura destrucción de la industria láctea del país, una de las más competitivas de la región y del mundo. Por ejemplo, en el Perú el precio del litro de leche fresca se paga por encima del promedio sudamericano —excepto Brasil— por la competitividad y productividad de la industria láctea, que ha logrado incursionar en 60 mercados extranjeros.

Los males del mercantilismo tenderán a formar una cadena de despropósitos en cuanto a los intereses del consumidor y el país. Por ejemplo, ante la prohibición de usar leche en polvo importada en la elaboración de productos lácteos los precios se dispararán. En esta situación, es inevitable de que la leche evaporada y los productos lácteos industrializados en Estados Unidos, Canadá y Nueva Zelanda —entre otros países con los que el Perú ha suscrito tratados comerciales— invadan el mercado peruano a precios más bajos.

La medida mercantilista que prohíbe el uso de leche en polvo importado en la elaboración de productos lácteos no solo disparará los precios de la leche y los lácteos, afectando principalmente a los consumidores, sino que destruirá las bases de nuestra pujante industria láctea. Una verdadera locura difícil de entender. El Ejecutivo no debe promulgar la mencionada norma y el Congreso debe archivar el despropósito.