Insistencia en el error previsional

Se porfía en ley que permite retirar fondos

Durante los últimos días diversos congresistas estaban solicitado a la Mesa Directiva del Congreso que se tramitara en el pleno la insistencia de la ley que permitía retirar hasta el 95.5% de los fondos de las cuentas individuales- que fue observada por el Ejecutivo- del Sistema Privado de Pensiones. Todo indicaba entonces que el Legislativo iba a insistir en la mencionada norma y se iba a organizar una zona negra en el futuro del sistema previsional del país. ¿Por qué?

Los congresistas que insisten en semejante reforma no entienden las diferencias fundamentales entre un sistema ahorro y otro previsional: tienen que ver con las responsabilidades ante el fracaso. Si un ciudadano retira sus ahorros, toma mala decisiones, y fracasa, la responsabilidad es individual y de  nadie más. En los sistemas previsionales, por el contrario, si el jubilado retira sus fondos y fracasa y se queda sin asistencia social, el estado debe asumir la responsabilidad por el criterio de solidaridad. Si las cosas son así la posibilidad de retirar los fondos previsionales no es un asunto individual, sino del estado, de la sociedad en su conjunto.

Considerando la natural tendencia a priorizar las soluciones inmediatas antes que las de mediano y largo plazo semejante ley crearía un verdadero problema al sistema previsional del país. En otras palabras, se podría llegar al absurdo de que el Sistema Privado de Pensiones, que se basa en cuentas individuales (fondos) que se capitalizan, no le permitiría al país superar los problemas que se generan con el sistema estatal de reparto y que es una de las causas principales del hundimiento del estado de bienestar en Europa.

En el sistema estatal de reparto todos los trabajadores activos contribuyen a un fondo común con el que se pagan las pensiones de los jubilados. Sin embargo el desarrollo económico produce una paradoja: aumenta la longevidad y disminuye la natalidad, es decir, cada vez más jubilados y cada vez menos trabajadores activos que contribuyen al fondo común. No hay sistema de pensiones ni estado de bienestar que soporte semejante situación.

En muchos países europeos el gasto de las pensiones ha generado déficits entre 7% y 10% del PBI y deudas públicas que oscilan alrededor del 100% del PBI. En ese contexto no solo se pueden pagar las pensiones de los jubilados sino que también se afecta la economía de los trabajadores activos. Se trata de la quiebra del estado de bienestar.

En el Perú, el Sistema Privado de Pensiones se creó, precisamente, para afrontar el futuro negro que se dibuja en todos los sistemas previsionales por el incremento de la longevidad. Si el Congreso insiste en la mencionada ley, el espíritu y los objetivos con el que se organizó el sistema de cuentas individuales del Sistema Privado se habrá quebrado porque, es casi seguro, que un gran porcentaje de jubilados retirará sus fondos y las posibilidades de ancianos desamparados aumentará considerablemente. Si a esto le agregamos el hecho de que el sistema previsional solo cubre al 30% de la PEA las interrogantes se agrandan.

No se puede negar que el Sistema Privado de Pensiones requiere reformas, sobre todo, las vinculadas a incrementar la competencia para favorecer a los usuarios. Sin embargo la reforma del Legislativo, impulsada sin estudios previos e implementada a tontas y locas, solo liquidará los principales avances del sistema previsional en base a cuentas individuales. ¿Por qué no dejar estos temas para luego del proceso electoral? O,  ¿los votos valen más que el futuro de las pensiones?