¡Estudiantes defienden Michiquillay!

El sector minero sigue siendo el motor de la economía nacional. Según el Instituto de Investigación y Desarrollo de Comercio Exterior (Idexcam), de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), este año el valor de las exportaciones mineras alcanzará los US$ 30,600 millones, un incremento del 16% con respecto al 2017, siendo el cobre y oro los principales minerales de exportación.

De esta manera la minería consolidará la reducción de la pobreza, el desempleo y la informalidad en las zonas de influencia minera. Esto debido a que los presupuestos de las localidades mineras se incrementan por las regalías y el canon minero. Por ejemplo, según el Instituto Peruano de Economía (IPE) en Apurímac, en los últimos 11 años, el crecimiento del presupuesto público per cápita es 2.5 veces mayor que el promedio nacional. Y de acuerdo a Perucámaras, Áncash recibió por canon S/ 1,085 millones, lo que representa un 34.4% del total de su presupuesto y 119.5% más respecto al 2017. Arequipa recibió S/ 532 millones, 16.8% de su presupuesto, con un incremento de 105.6% respecto al año pasado.

Está claro, entonces, que para los próximos años las exportaciones mineras y el canon que recibirán las regiones serán mayores cuando empiecen a operar los proyectos Quellaveco (Moquegua) y Michiquillay (Cajamarca). Michiquillay debe iniciar la construcción de la mina el próximo año. Y en 2022 comenzará a producir las primeras 225,000 toneladas finas de cobre, 9.2% del cobre producido en el país el año pasado (2.4 millones de toneladas).

La noticia ha creado tremenda expectativa en las localidades La Encañada y Michiquillay. Los pobladores más jóvenes se han comenzado a organizar para enfrentar al movimiento antiminero. Están dispuestos a defender con dientes y uñas el proyecto postergado por más de 70 años. No permitirán que la ONG Grufides, del congresista antiminero Marco Arana (del Frente Amplio), detenga nuevamente el proyecto aduciendo pretextos sin argumentos verídicos. Anteriormente lo hizo, por supuestos incumplimientos de acuerdos de la empresa concesionaria y deterioro del medio ambiente, y cuando no se había movido un solo gramo de roca mineralizada.

Los universitarios se han unido a Jesús Díaz, presidente de la comunidad de Michiquillay, y a Eulogio Llanos, dirigente de La Encañada. Dicen estar hartos de que sus aspiraciones sean truncadas por las políticas equivocadas instauradas por el gobierno regional, desde la gestión de Gregorio Santos, y por los gobiernos locales controlados por el círculo antiminero. Los jóvenes están viendo cómo las regiones cercanas —de la costa norte— están saliendo de la pobreza gracias a las inversiones agrarias. Y lo mismo ven en Áncash, donde la minera Antamina hace evolucionar a los poblados cercanos a la mina.

En 2016 el informe Índice Compuesto de Actividad Económica (ICAE) indicaba una caída económica en Cajamarca de -5.3%. Esto debido a la penetración del ambientalismo ideológico en los gremios sociales e instituciones cajamarquinas. Y hasta ahora no hay posibilidades de recuperación por la ausencia de inversiones. Cajamarca sigue siendo una de las regiones más pobre del país. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), entre el 43,1% y 52,0% de la población está en situación de pobreza. Y lo peor, los índices de anemia bordean el 60% en niños menores de cinco años.

Los universitarios cajamarquinos, con profesiones relacionadas con las actividades mineras, se han quedado sin oportunidades de trabajo. Ven con cierta envidia que el canon minero ha distribuido este año S/ 154 millones en las universidades nacionales donde se desarrollan actividades mineras. ¿Cómo ocultar las cifras económicas que desde hace más de 18 años está transformando las regiones mineras el país?

Sin inversiones, el futuro de Cajamarca es incierto. Con Michiquillay se abrirán las puertas a Galeno (US$ 3,500 millones), La Granja (US$ 5,000 millones) y también a Conga (US$ 4,800 millones).