Editorial Economía

Entrampados en el ingreso medio

Reflexiones sobre el futuro económico y social del Perú

Entrampados en el ingreso medio
  • 21 de febrero del 2018

 

El Perú es una típica de sociedad de ingresos medios, una etapa del desarrollo que se alcanza luego de una primera generación de reformas que posibilitan tasas altas de crecimiento y procesos impresionantes de reducción de pobreza. Hasta el 2012 el Perú expandía su PBI en 6% en promedio anual, y desde los noventa logró arrinconar la pobreza del 60% de la población a solo el 20% de hoy.

Sin embargo, luego de una etapa de intenso crecimiento, la primera ola de reformas se agota y, de pronto, los países de ingreso medio —tal como sucede en el Perú— no pueden seguir pagando salarios exiguos, al igual que las sociedades de ingresos bajos, pero tampoco pueden competir con las economías industrializadas. En ese momento ha surgido la posibilidad de la temida trampa de ingresos medios. Y en ese preciso instante está nuestro país. En semejante situación también están prácticamente todos los países de América Latina; incluso Chile, que había incrementado considerablemente sus posibilidades de alcanzar el desarrollo.

El problema es que la llamada trampa de ingreso medio no produce solo el estancamiento económico y social, sino que, en el acto, organiza el escenario que favorece a la involución, a los proyectos estatistas y anticapitalistas. Por ejemplo, si el Perú no sigue creciendo por encima del 4% para absorber la demanda de empleo de los más de 250,000 jóvenes que se incorporan anualmente a la población económicamente activa, entonces los ex pobres, quienes abandonaron la pobreza con la primera ola de reformas, se volverán contra el modelo que los benefició, simplemente por el pánico a perder los avances en bienestar.

Algo parecido sucedió en Venezuela, Argentina, Brasil, Ecuador y Bolivia que, a inicios del milenio, se volcaron irreflexivamente a los modelos estatistas y anticapitalistas. ¿A qué vamos? A medida que se desenvuelve el calendario y se acercan las elecciones nacionales del 2021, poco a poco comienza a acabarse el tiempo para las fuerzas y propuestas promercado, promodelo de economía libre, para ponerlo en términos generales.

La crisis política entre Ejecutivo y Legislativo, los pagos de Odebrecht a Westfield, y el desenlace de la coyuntura vacancia/indulto han desatado una virtual guerra política que ha comenzado a tragarse las fortalezas institucionales y económicas que el Perú había logrado en los últimos 25 años. Todos los actores políticos parecen más interesados en judicializar a sus eventuales rivales que en desarrollar una política para relanzar el crecimiento y el proceso de reducción de pobreza.

Por ejemplo, se ha aprobado una norma sobre ley de cabeceras de cuenca que impide desarrollar minería en zonas por encima de los 3,000 metros sobre el nivel del mar (donde se emplazan la mayoría de proyectos de producción de cobre en el Perú); o una norma sobre la prohibición de utilizar leche en polvo importada en la elaboración de lácteos, contraviniendo la Constitución y todos los acuerdos comerciales firmados por el Perú. El Ejecutivo tampoco pretende quedarse atrás y el presidente Kuczynski anuncia el incremento del sueldo mínimo vital, al margen de la productividad.

Es decir, los actores y las instituciones del sistema no solo han abandonado la voluntad de emprender una segunda ola de reformas que relance el proceso económico y social del país, sino que también han ingresado en una carrera hacia el pasado. Todos parecen competir en quién es más populista y quién desmonta con mayor rapidez los avances económicos y sociales del Perú.

En el Banco Mundial se señala que, en la década del sesenta, existían más de cien economías en el planeta que se podían calificar de ingresos medios. Sin embargo, solo pocas más de diez lograron superar la trampa de ingreso medio y alcanzar el desarrollo. Y en cuanto a las recetas de éxito no hay nada que descubrir. Los países que alcanzaron el desarrollo reformaron sus instituciones, organizaron una justicia predecible, reformaron sus sistemas educativos y sanitarios y solucionaron los problemas de infraestructura. En todo caso, todos deberíamos reflexionar sobre la manera como el Perú empieza a hundirse en la trampa de ingresos medios.

 

  • 21 de febrero del 2018

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