Elecciones y crecimiento en el sur

Resultados electorales revelan dos velocidades de crecimiento

El voto de la izquierda en el sur del Perú merece ser analizado con detenimiento para sacar conclusiones valederas para la política, los actores políticos e, incluso, para la propia izquierda, que hoy parece ensoberbecida con los resultados. Todas las aproximaciones nos indican que el sur votó en contra de la indolencia del Estado y el centralismo, que se agravaron con el gobierno de Humala, pero que son notas distintivas del estado de la democracia posfujimorato.

Semejante situación ha generado dos velocidades de crecimiento y de reducción de pobreza en el país y en los propios departamentos, lo que produce marcadas diferenciaciones sociales: algunos crecen demasiado rápido y otros demasiado lentos. Una velocidad de crucero en la economía formal y globalizada, y otra muy lenta en algunas zonas del interior del país. La votación es como la fiebre del paciente que nos indica que en nuestro país todavía existen dos países, dos sociedades que se expresan en las elecciones nacionales. No se trata entonces de que el sur se empobrece, sino que algunos sectores crecen con menor velocidad y marcadas diferencias sociales. En medio del problema: el fracaso del Estado.

Por ejemplo, en el Cusco, región donde el Frente Amplio ganó las elecciones pasadas, según un estudio del Instituto Peruano de Economía (IPE), entre el periodo 2008-2013, el Producto Bruto Interno (PBI) creció en 59%, el más alto crecimiento del mundo, por encima incluso de China (54%), Panamá o India. El informe también señala que en 1982 la minería representaba solo el 1% de la actividad productiva, pero que hoy alcanza el 31%. Según el INEI, en el 2013 la región cusqueña creció en 17.5%, muy por encima del promedio nacional (de 5.8%). Cusco también ha reducido la pobreza. En el 2004, la pobreza en la región era de 64% y en el 2011 fue de 29%.

El Frente Amplio también obtuvo 32% en Moquegua, una de las más pujantes regiones del sur. Ahí la pobreza se redujo de 50% en 2004 a 10% en 2015. Semejante logro no habría sido posible sin la inversión en minería que, entre el 2005 y 2015, ha aportado S/ 3,900 millones solo en canon minero.

En Puno, una de las regiones con mayor número de mercados populares y empresarios extralegales también ganó la izquierda. En esta región la pobreza se redujo de 79% en 2001 al 35% en el 2014. Según el INEI, en el 2013 Puno creció 9%, convirtiéndose en una de cinco regiones con mayor expansión económica. Por su parte, en la región Apurímac en el 2004 la pobreza representaba el 70% de la población, en tanto que en el 2014 llegó 49%.

Todas las regiones mencionadas han crecido y reducido la pobreza en la última década; no obstante, han votado a favor de la izquierda en rechazo a un Estado que apenas pudo otorgar servicios eficientes y efectivos. Semejante situación ha creado dos velocidades de crecimiento y de reducción de pobreza en el país y los propios departamentos, y cuando existen dos maneras de crecer, generalmente, se producen grandes diferenciaciones sociales en las regiones. En otras palabras, algunos crecen demasiado mientras que la mayoría avanza a paso de tortuga. Si se trata de confirmar esta hipótesis solo basta mirar el fracaso de las regiones y los municipios en la ejecución del gasto estatal.