El potencial turístico del Perú

Según el Compendio Estadístico Perú 2016, publicado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el número de visitantes al país en el periodo 2001-2015 aumentó en 236.28%, de 1.03 millones a 3.46 millones de visitantes. Como era obvio, el extraordinario aumento de visitantes elevó el ingreso de divisas en el sector turismo, en el mismo periodo, de US$ 742 millones a US$ 4,151 millones, respectivamente. Es decir, un incremento de 559.43%.

Así como Perú se ha constituido en un atractivo turístico mundial, también los peruanos se contagiaron de la idea de viajar. El destino extranjero dejó de ser exclusivo de las élites económicas e intelectuales. La reducción de la pobreza —del 60% al 20%— experimentada en los últimos quince años ha permitido la extensión de una nueva clase media, con más oportunidades para acceder a todo tipo de bienes y servicios, entre ellos los estudios y los viajes fuera del país. Es así que, según el mismo informe, 945,403 viajeros salieron del país en el 2001, mientras que 2.60 millones salieron el 2015. Una evolución positiva que representa un crecimiento de 174.47%.

Tanto como las Fiestas Patrias y las de fin de año (Navidad y Año Nuevo), la Semana Santa se constituye como una importante oportunidad para viajar por el Perú. Así, los llamados feriados largos son valiosos para fortalecer los vínculos que se deben construir entre los peruanos de las diferentes regiones del país.

Sobre el turismo interno, que visiblemente ha evolucionado en el Perú, el Compendio Estadístico establece que en el periodo 2013-2015 los destinos principales de los huéspedes nacionales y extranjeros son Lima (24.79 millones de huéspedes), Callao (2.19 millones), Cusco (2.88 millones), La Libertad (1.92 millones), Arequipa (1.79 millones), Ica (1.39 millones), Piura (1.14 millones), Junín (1.13 millones), Áncash (1.05 millones) y San Martín (1.08 millones). Regiones que constantemente promueven todo tipo de actividades para hacer más atractiva su oferta turística.

Según informe de Promperú (2016), 1.38 millones de vacacionistas nacionales realizaron 4.78 millones de viajes internos, un incremento de 3% respecto al 2015. Sus principales destinos turísticos fueron Lima (23%), Ica (12%), Junín (8%), Arequipa, La Libertad y Piura (7% cada uno) y Cusco (6%).

Las cifras mostradas establecen claramente cuán importante es para el Perú seguir fortaleciendo la democracia y el tipo de sociedad abierta que se eligió en los años noventa. Y una vez más los números muestran la realidad: los índices de pobreza guardan relación con el turismo. Arequipa e Ica son las regiones que registran menos pobreza en el país, mientras que Cajamarca y Huancavelica los más altos. Según el Compendio del INEI, Cajamarca registra 796,424 viajeros mientras que Huancavelica 153,615. Cajamarca es uno de los departamentos más pobres del país porque eligió autoridades que dejaron de lado su enorme potencial minero. Mientras tanto, en la costa norte, la flexibilización del trabajo formal en la agroindustria ha reducido la pobreza y el desempleo y, a su vez, ha hecho que los objetivos de los pobladores se transformen. Y es allí donde el turismo se hace relevante.

El sector minero pone su grano de arena en el turismo. Por ejemplo, Marcobre, ubicado en Nazca (Ica), planea iniciar operaciones de la Mina Justa el 2020. Desde el 2013 esta empresa minera desarrolla el programa “Marcona, un paraíso por conocer”. El objetivo es hacer de Marcona un destino turístico ecológico, potenciando las playas y los atractivos naturales, entre ellos las figuras pétreas, como la Trompa de Elefante, y las reservas nacionales San Fernando y Punta San Juan, la mayor colonia de pingüinos de la costa peruana.

Hoy, las autoridades ya han establecido en las autopistas más vías de salida y de llegada, antes y después de los días festivos, facilitando a los viajeros sus días de descanso. Siendo la Semana Santa una fecha importante para el cristianismo peruano, el turismo interno en estos días hace rato que se ha impuesto aunque no sea necesariamente santo.