El espejo de Chile

Los errores chilenos que debemos evitar en el Perú.

Desde que iniciara sus audaces reformas económicas en los setenta y, luego de décadas de crecimiento, Chile llegó a ser considerado la Suiza de América por la manera cómo condujo su transición a la democracia, por la forma como redujo la pobreza al 7% de la actualidad y por haber alcanzado uno de los ingresos per cápita más altos de América Latina. De alguna manera los  peruanos siempre hemos contemplado la experiencia mapocha como un caso a emular. Chile era el espejo en solíamos mirarnos. Hoy debemos seguir mirando ese mismo espejo, pero para aprender a evitar los yerros.

La incertidumbre económica y social que ha desatado el gobierno izquierdista de Michelle Bachelet con la reforma tributaria, la discusión del nuevo régimen laboral, la reforma electoral y el anunció de una nueva Constitución comienza a matar a la gallina de huevos de oro: la inversión privada que se contrae de manera dramática.

Chile no va a crecer 3% este año como se proyectaba. El PBI se expandió 0.8% en mayo,  el más bajo de este año. Con esta cifra el PBI chileno acumula un crecimiento de apenas el 2%. Las proyecciones del Banco Central señalaban incrementos por encima del 2.25%. Se calcula para el segundo trimestre las cosas no mejorarán. El crecimiento oscilaría entre 1.3% a 1.5%. La desaceleración, pues, ha llegado demasiado fuerte al país del sur.

En el 2014 la inversión total cayó en alrededor del 6%. Ante esta situación el gobierno chileno ha pisado el acelerador de la inversión pública, que aumentará en 30% el 2015. Pero la inversión privada caerá en 5%, lo que determinará que el total de inversión siga contrayéndose. Claro que la izquierda- tal como sucede en el Perú- atribuye el frenazo solo a factores externos no obstante que el precio del cobre sigue en niveles altos en comparación a los noventa.

Bachelet  sacó adelante una reforma tributaria que elevaba los impuestos de las empresas de 20% a 27% y eliminó la exoneración por reinversión de utilidades. Luego anunció una reforma laboral para fortalecer la negociación colectiva y prometió una nueva Carta Política que relativizara la economía de mercado. Si en el debate sobre la reforma de la educación se demonizó “el lucro”, ¿cómo así puede permanecer en pie una Constitución que consagra la iniciativa privada como el motor del desarrollo?

Bachelet abrió las puertas y la izquierda irrumpió ideológicamente mientras poblaba las calles con “la acción directa de las masas”. No solo se trata de estudiantes y universitarios. Por ejemplo, hace unos días la Central Unitaria de Trabajadores y el Colegio de Profesores tomaron las calles de Santiago exigiendo una nueva Constitución y un nuevo sistema laboral. El país con mejores empleos, con mejor ingreso per cápita, con menos desempleo, quiere liquidar las virtudes de su sistema.

¿Qué pasó en la Suiza de América? El sistema político se durmió en la prosperidad que había alcanzado. El estado no avanzó a la velocidad del mercado y la demanda de las nuevas clases medias por mejores servicios públicos se estrelló contra diversos muros. Pero el sistema político y los partidos no solo se durmieron, también se olvidaron de la importancia de la lucha ideológica, de la pedagogía política. Mientras la izquierda caricaturizaba al mercado y al sector privado como los responsables de los yerros, los socialistas y liberales modernos de Chile se olvidaron de denunciar los estropicios del estado, de las nuevas coaliciones mercantiles que empezaban a surgir. El resultado: la momia estatista se levanta de su tumba y vuelve a caminar con fuerza en Santiago. ¿No se parece mucho a la realidad del Perú?

15 – Jul – 2015