¡Cuidado con la macroeconomía!

La necesidad de estar alertas con uno de los pilares del modelo

El proyecto de presupuesto público 2018 representa un incremento de 10% con respecto al del 2017, en precisos momentos en que la recaudación tributaria está a la baja. Las predicciones más pesimistas, incluso, sostienen la posibilidad de que este año solo se recaude el 12.5% del PBI, no obstante que en los últimos años los ingresos fiscales representaron alrededor del 18% del PBI.

¿Qué significa aumentar gastos cuando los ingresos fiscales se reducen? Considerando que el déficit de apertura para el próximo año está en 3.5%, este escenario plantea legítimas preguntas sobre el futuro de la macroeconomía, que se ha convertido en uno de los pilares del actual modelo económico, que nos ha permitido reducir la pobreza de 60% a solo 20%.

Al respecto César Peñaranda, director del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial de la Cámara de Comercio de Lima, vuelve señalar que, por primera vez, luego de 27 años de fortaleza macroeconómica, el Perú podría arriesgar semejante activo.

Si bien es verdad que del total de incremento presupuestal para el 2018, la mitad es cubierta por el Fondo de Estabilización Fiscal —que suma cerca de US$ 9,000 millones gracias a la disciplina fiscal, con tendencia al superávit, de los últimos años— el resto debe ser cubierto con ingresos fiscales. ¿Qué sucedería si no se cumplen las metas de recaudación? En ese contexto Peñaranda asevera que las decisiones se inclinarían a aumentar la deuda pública.

¿Qué puede suceder si a partir del 2019 no se empieza a cerrar el déficit y aumenta la deuda pública? Peñaranda señala que, si no se cumplen las metas fiscales, las calificadoras de riesgo podrían aumentar el riesgo del país, con el consiguiente encarecimiento del crédito.

Del mismo parecer es Elmer Cuba, miembro del directorio del BCR, quien señala que la apuesta del Gobierno para cerrar el déficit pasa por el crecimiento. “Es una apuesta arriesgada porque no todas las variables son controladas por el Ejecutivo”. Sin embargo Cuba asevera que, no obstante todos los problemas, la situación fiscal del Perú es la mejor en América Latina; y que existen factores que pueden favorecer al Gobierno como, por ejemplo, la repatriación de capitales y el incremento del precio del cobre, que podría sumar US$ 1,000 millones. Es decir, 0.5% del PBI.

Como se aprecia, si bien las cosas no están para alarmas extremas, sí es necesario señalar que debemos tener cuidado con la macroeconomía, una de las vigas maestras del actual modelo económico. Siempre vale señalar que junto a la disciplina fiscal, los otros pilares del modelo han sido la política monetaria y cambiaria, y las políticas de libre comercio.

Si alguien señala que no estamos para alarmismos deberíamos considerar lo que acaba de suceder con Chile, que ha perdido su calificación precisamente por haber relajado los fundamentos macroeconómicos que llevaron a convertir al país del sur en un verdadero milagro económico. Con las pobres tasas de crecimiento y la reciente pérdida de la calificación, Chile parece estar de regreso del empujón hacia el desarrollo.

Por momentos la intensidad y polarización del proceso político nos hace olvidar que si el Perú acumula cuatro procesos electorales y ha reducido pobreza y desigualdad como nunca en su historia es debido a la persistencia de un modelo económico por más de dos décadas y media. Y, paradójicamente, de una u otra manera, el pepekausismo en el Ejecutivo y el fujimorismo en el Congreso están entre los principales impulsores de este modelo que ha cambiado el rostro económico y social del país.