¿Baile populista para salvar la semana?

El sector construcción puede crecer cero el 2018 por la guerra política entre Ejecutivo y Legislativo alrededor del Decreto de Urgencia 003 y del caso Lava Jato. La mencionada guerra puede acabar con 50 mil empleos, generar la ruptura de cadena de pagos, el quiebre de empresas proveedoras e, incluso, el colapso de entidades bancarias. En semejante escenario económico, el presidente Kuzcynski, en acto irresponsable –sobre todo considerando su condición de economista y tecnócrata-, anuncia que ha ordenado el aumento de la Remuneración Vital. Es evidente que el hombre está desesperado por recuperar la popularidad que se desmorona en las encuestas y echa mano de un populismo que le parecía distante.

Si la lógica es la simple desesperación por permanecer, ¿qué puede suceder con el déficit fiscal y el incremento de la deuda pública que siguen creciendo? El déficit fiscal el 2017 representó el 3.2% del PBI, en tanto que el endeudamiento público se acerca peligrosamente hasta el techo de 30% del PBI, lo que podría implicar la pérdida de la calificación crediticia del país. Un Gobierno que decide aumentar la RMV, a sabiendas de que causará más informalidad, solo por algunos aplausos circunstanciales, ¿acaso no puede estar tentando a mantener o expandir el gasto público innecesario, pese a que la recaudación se redujo el año pasado a 12.9% del PBI y acumuló cinco años de caída?

Si existe la decisión de permanecer a cualquier costa todo puede suceder; incluso un jefe de Estado con perfil tecnocrático que encabeza una administración con populismo a todo vapor.

No vamos a repetir los argumentos planteados por los especialistas, que nos señalan que un incremento de la RMV sin considerar que la productividad de la economía sigue cayendo solo aumentará la informalidad y beneficiará a muy pocos. El economista Elmer Cuba, por ejemplo, ha sostenido que un aumento de la RMV solo beneficiará temporalmente a 100,000 trabajadores; en tanto que afectará a 200,000 que, si bien no ganaban el RMV, si estaban cerca de lograrlo.

Pero si recordamos que en el Perú alrededor del 75% de la Población Económicamente Activa (PEA) trabaja en condiciones de informalidad, cualquier aumento de la RMV solo apunta al universo del reducido número de trabajadores formalizados. Cualquiera sea el ángulo de análisis no hay argumento razonable ni técnico que justifique la medida.

El presidente Kuczynski, entonces, está dando una especie de salto hacia adelante para revertir la baja popularidad y sortear el nuevo pedido de vacancia en su contra que impulsa la izquierda antisistema. Si de saltar hacia adelante se trata, ¿por qué no imitar los saltos exitosos? ¿Las audacias que, finalmente, reorganizan la política de un país?

Un ejemplo que vale tomar en cuenta son las vicisitudes que enfrenta el presidente del Brasil, Michel Temer. El jefe de Estado brasileño ha sorteado un proceso de vacancia en el Congreso —pese a carecer de mayoría en las dos cámaras— por cargos de corrupción, porque también se decidió a saltar hacia adelante: en vez de empantanarse en el populismo, se atrevió a lanzar una reforma fiscal sin precedentes —con privatizaciones incluidas—, una reforma comercial que desmontará el tradicional proteccionismo y una reforma laboral que han permitido que Brasil retorne a la senda del crecimiento. Temer fue capaz de construir un respaldo político que parece que durará hasta el término de su mandato.

Si el presidente Kuczynski tiene ADN de centro derecha, una popularidad que se desploma y acusaciones de corrupción que todavía no se aclaran, ¿por qué no se lanza a poner el Perú en modo de reformas? En vez de saltar al vacío con el tradicional y nocivo aumento de la RMV debería lanzarse, por ejemplo, a desarrollar una reforma laboral: el amplio espacio de la centro derecha en el Perú se reactivaría y quizá el jefe de Estado podría ganar tiempo —al menos hasta el final de su mandato— para enfrentar las acusaciones de corrupción.