Editorial Economía

Armonía entre minería y agricultura en Chumbivilcas

Relatos antimineros ya no calan en la población

Armonía entre minería y agricultura en Chumbivilcas
  • 01 de octubre del 2018

 

Recientemente, la compañía minera Hudbay Perú y la Municipalidad Distrital de Livitaca (provincia de Chumbivilcas, Cusco) entregaron a los sectores Accho y Cochapata, de la comunidad Unión Kora, un nuevo sistema de riego por aspersión. El proyecto, una inversión de más de S/ 1.4 millones, consta de un sistema de captación de agua, reservorios, cámaras de distribución y 19 kilómetros de conductos que llevan el agua a más de 60 hectáreas de cultivo. Los principales beneficiados con la inversión son los comuneros dedicados al cultivo de papa nativa, cebada y hortalizas.

De esta manera, una vez más queda demostrado que la minería y la agricultura van de la mano. Contra el falso relato del ambientalismo ideológico, que intenta hacerle creer al país todo lo contrario, la empresa canadiense Hudbay impulsa todas las actividades económicas desarrolladas por los comuneros en los distritos de Livitaca, Chamaca y Velille, en Chumbivilcas.

Semanas atrás el contingente antiminero que bloqueó el Corredor Minero del Sur (que comprende los departamentos de Arequipa, Cusco y Apurímac) con la intención de detener las operaciones de la mina Las Bambas, se desplegó hacia Livitaca con el fin de continuar con sus actividades violentas en contra de la minería moderna y responsables. Sin embargo, fueron los mismos comuneros quienes se encargaron de rechazar tales intenciones: no se plegaron a ninguna de sus manifestaciones públicas.

Al movimiento antiminero no le conviene las grandes transformaciones de las comunidades andinas. La población está saliendo de la pobreza con las inversiones mineras que además de ser una fuente de trabajo les proporcionan reservorios de agua, canales y sistemas de regadío. Los mismos pobladores están ahora ofreciendo trabajo y reduciendo la desocupación en sus comunidades. Familias enteras se han organizado y ofrecen, además, toda clase de servicios, desde hostelería, alimentación y transporte de personal hasta mantenimiento de todo tipo de equipos y maquinarias mineras.

El sistema de riego por aspersión en los sectores de Accho y Cochapata, recientemente entregado, es similar al anterior realizado en la comunidad campesina Quehuincha, también en Livitaca. En aquella oportunidad, y mediante el sistema Obras por Impuestos (OxI), la minera invirtió más de un millón de soles en un sistema de riego para mejorar las actividades agrarias de los pobladores.

De esta manera, la mina Constancia se ha convertido, desde el 2015, en el buen vecino en los distritos donde realiza sus actividades mineras de acuerdo a los más altos estándares de protección al medio ambiente, sin que exista ningún daño ecológico. Por el contrario, el llamado cierre de mina —en este caso, devolviendo al paisaje su condición natural previa a la construcción de la mina— ha permitido iniciar un proceso de plantación de especies vegetales nativas incluso en lugares en donde nunca antes existió ninguna clase de vegetación.

Frente al fracaso del Estado proveyendo los servicios indispensables (salud, educación, seguridad, justicia, carreteras) en todos los rincones del país, las empresas mineras se han constituido como las principales herramientas de desarrollo en las zonas de influencia minera. Por ejemplo, Hudbay ha firmado con las autoridades locales y presidentes comunales numerosos convenios de cooperación relacionados con la educación, salud, medio ambiente y actividades económicas, por un monto de más de S/ 3 millones.

Sin embargo, la estrategia antiminera pretende vincular el fracaso del Estado en el interior del país con las actividades mineras. Autodenominados dirigentes, asesorados por las ONG del círculo del ambientalismo ideológico, constantemente realizan toda clase de actividades para desacreditar a las actividades mineras, cargándoles a las empresas responsabilidades que les competen a las autoridades locales, regionales y nacionales.

El aporte de la minería en la sierra andina es la base del desarrollo de todas las comunidades campesinas. Como corresponde, en julio pasado las regiones y los gobiernos locales recibieron por canon minero S/ 3,158 millones. Apurímac, en 11 años, ha incrementado en 2.5 veces su presupuesto. Y Cusco recibió S/ 211.6 millones, ¡un incremento de 160.2%, respecto al año anterior!

 

  • 01 de octubre del 2018

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