Editorial Cultura

Perro guardián: thriller a la limeña

Perro guardián: thriller a la limeña
  • 17 de septiembre del 2014

Comentario de la última película del actor peruano Carlos Alcántara

Después de protagonizar dos películas que rompieron récords de taquilla en nuestro país, Carlos Alcántara vuelve a las pantallas encabezando el reparto de Perro guardián, el debut cinematográfico de la dupla de directores conformada por Baltazar “Bacha” Caravedo y Daniel “Chinón” Higashiona. Pero esta vez no se trata de una comedia sino de un thriller, un drama intenso y cargado de violencia que remite a los sangrientos crímenes cometidos por el llamado Grupo Colina.

La historia que se relata es la de Rafael, “el perro”, un ex militar (personificado por Alcántara) quien, por encargo de sus superiores y desde la clandestinidad, tiene la misión de asesinar a quienes poseen información que responsabilice al ejército por los excesos que cometió en la lucha contra el terrorismo. Para ello, Rafael se aloja en un miserable hotel en el centro de Lima, donde vive completamente solo, aislado de su familia y amigos, a la espera de órdenes. Mientras tanto, solo asiste a una iglesia de barrio, a observar a dos misteriosos pastores, “el apóstol” y “el padrino”, interpretados por los conocidos actores Reynaldo Arenas y Rubén García. Y de tanto asediarlos, aparentemente sin motivo, llega a establecer una peculiar relación con la adolescente Milagros, hijastra del padrino.

Entre los aciertos de la película están la recreación de la Lima de hace 12 años, especialmente de las zonas más pobres y deterioradas del centro de la ciudad y de los distritos vecinos. Un escenario ideal para la oscura historia que se narra, y que se explota al máximo con detalles como la gotera sobre la cama de Miguel. También están muy bien las actuaciones, basadas más que nada en el contraste entre el silencioso protagonista y la locuacidad y teatralidad de los predicadores. Incluso los actores secundarios, quienes ayudan a mostrar el paso del “perro” de la obediencia extrema y la desmedida entrega a la institución militar, al fanatismo y la obsesión religiosa.

Los problemas de la película parecen originarse en su duración, pues la historia necesitaba por lo menos media hora más para ser bien narrada. Para limitarla a 90 minutos (la duración máxima de una película “taquillera”, los directores han tenido que dejar sin desarrollar plenamente tanto la historia principal (no se justifica la religiosidad final del protagonista) como las historias secundarias (la relación entre Miguel y Milagros, los súbitos giros en la personalidad del “padrino”). Este apresuramiento es especialmente notorio en las muertes de algunos personajes, y también en el inesperado final de la película, que deja desconcertados a la mayoría de espectadores.

No obstante, Perro guardián es un buen debut cinematográfico para sus directores, una demostración de la versatilidad interpretativa de Carlos Alcántara y también la esperada materialización de un viejo proyecto, pues la película está basada en un guión escrito hace siete años y que fue premiado en 2012 por la Dirección de Industrias Culturales (Dicine). Gracias a ese premio, con un monto de más de medio millón de soles, el proyecto pudo finalmente hacerse realidad.

  • 17 de septiembre del 2014

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