Editorial Cultura

Marihuana y pisco sour

Marihuana y pisco sour
  • 05 de marzo del 2015

Sobre la creciente legalización de la marihuana en Estados Unidos y el resto del mundo             

El último sábado, Ian Vásquez , en su columna Mirada De Fondo, escribió sobre el proceso de legalización de la marihuana en los Estados Unidos, que hoy ya es una tendencia imparable. Dice lo siguiente: “Un estudio médico reciente evaluó varias sustancias recreativas en términos de su riesgo mortal y encontró que el alcohol es la droga mas peligrosa ¡114 veces más que la marihuana!, que se ubicó al fondo de la lista“. Asimismo, menciona un estudio liderado por Daniel Rees, de la Universidad de Colorado, quien encontró una disminución de entre 8% y 11% en las muertes por accidentes de tránsito en los estados donde se ha legalizado el uso médico de la marihuana. Al parecer, la gente sustituye el alcohol por la marihuana. 

A mi me llama la atención que una droga como el alcohol no esté satanizada como la marihuana por el simple hecho de estar  legalizada. Siendo tan  adictiva y mortal, me parece insólito que tenga su día nacional. El “día del pisco sour” se festeja con empeño y con orgullo. Si hasta un programa de televisión anima y alienta su consumo. En Estados Unidos cientos de jóvenes han muerto el día de su fiesta de promoción por intoxicación alcohólica, así como miles de personas mueren en accidentes de transito producidos bajo los efectos del alcohol. ¡Y como se enorgullecen muchos padres de inducir a sus hijos a tomarse unos tragos! ¿Será porque es legal? 

Sin embargo cuando se habla de drogas se generaliza, sin distinguir claramente las gravísimas consecuencias de una adicción a la pasta básica, a los ansiolíticos o la cocaína. El tabaco y el alcohol producen adicción, la marihuana no, y es totalmente falso que produzca alucinaciones. La ignorancia es madre de las equivocaciones.

He visto tanta discriminación en la sociedad al señalar con el dedo a algún muchacho o chica que fuma marihuana. Discriminar con un Marborito entre los dedos y un trago en la mano resulta muy hipócrita. Es tan inútil y peligroso como dar consejos seguidos de malos ejemplos. El problema esta en la dosis y en la oportunidad; que el vino se tome hasta en la misa no significa que voy a remplazar el vaso de jugo del desayuno por un vaso de vino, o fumar antes de ir a clases, o tomar pastillas para dormir al levantarme. No pues. Los excesos y las oportunidades marcan la diferencia. 

Sin  pretender hacer apología de la marihuana no conozco de ningún caso de sobredosis de marihuana o muerte por marihuana. El Alcohol es belicoso y violento. Su exceso te puede producir la pérdida del conocimiento, lascividad, diablos azules, intoxicación y muerte. Su adicción es tanto física como sicológica. A muchos alcohólicos les toma una vida su curación. ¿Podrá haber una esclavitud más cruel que la que priva al hombre de encontrar su felicidad naturalmente sin necesidad de requerir la dosis para evitar la ansiedad? 

Nuestra generación esta más preparada y tiene más conocimiento acerca de las drogas de la que tuvieron nuestros padres, por eso la tendencia mundial hacia su legalización. En nuestra educación las drogas eran eso, drogas: todas iguales, todas prohibidas. Lo más peligroso del día que fumé marihuana fue el acto trasgresor. Una vez  vencida la prohibición, experimentar con coca era algo similar creía yo. Sin saberlo me asomé peligrosamente a un mundo desconocido. Un entorno familiar sano hizo que la experiencia se quedara en eso y no me atrapara destruyendo mi vida. 

El ser humano viene dotado de todos los elementos necesarios para procurarse sus alegrías y mitigar sus tristezas, para controlar las euforias y vencer las depresiones. Estamos hechos de placer y dolor, la droga es una mentira, ya que en su afán de esconder la pena o exacerbar el placer solo termina agravándola y cuando pasa el efecto la caída es libre a un abismo profundo. En esta batalla entre la alegría y la tristeza, entre aciertos y desaciertos, aparece la serenidad, la madurez, el equilibrio, que trae paz y sosiego al alma. Paz real, sin trampas ni atajos. Es conquistada con dolor y experiencia. Y una vez que llega es para quedarse. 

Finalmente, y con conocimiento de causa, puedo decir que hay una droga por la que si hago propaganda. La produce nuestro propio cuerpo y me ha mantenido los últimos 35 años pedaleando. Hizo que la comida sea más sabrosa, los refrescos más reparadores y el sueño más profundo: es la Endorfina o droga del deporte. Se produce solo con el esfuerzo físico, comiendo chocolate o haciendo el amor. Y sus beneficios no solo son corporales, trascienden a una actitud positiva y optimista de la vida. Son neurotransmisores opiáceos que hay que incentivar. Recomendada.   

Por Guillermo de Vivanco Roca Rey
05 - Mar - 2015  

  • 05 de marzo del 2015

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