La La Land: oda al musical

Exitosa película con catorce nominaciones al Oscar

Elogiada en todo el mundo, la película La La Land (2016), con sus catorce nominaciones a los premios Oscar, ha igualado el récord que mantienen Titanic (1997) y All about Eve (1950). Y en la reciente premiación de los Globos de Oro, La La Land ganó los siete premios a los cuales estuvo nominada. Así que todo indica que esta película, un gran homenaje a los musicales de la edad de oro de Hollywood, será la gran triunfadora el próximo 26 de febrero, día en que se realizará la ceremonia de la entrega de los Oscar. Toda una consagración para su director Damien Chazelle (Rhode Island, 1985), quien hace un par de años deslumbró con su película debut Whiplash, también de temática musical.

La La Land es básicamente una historia de amor desarrollada en la ciudad de Los Ángeles, la meca del cine. Los enamorados son Mia Nolan (excelente interpretación de la norteamericana Emma Stone) una de las muchas jóvenes aspirantes a actrices que viven en esa ciudad; y Sebastian Wilder (el actor Ryan Gosling), un joven y talentoso pianista de jazz. Los encontramos a los dos inicialmente como jóvenes llenos de sueños, empeñados en desarrollarse artísticamente (dejando de lado las preocupaciones económicas), y que no parecen simpatizar naturalmente. Poco a poco van descubriendo los sueños artísticos del otro, y con ello nace la admiración y el amor entre ellos. Sin embargo, para que la relación de pareja prospere, tienen que transar un poco con el sistema; y así Sebastián acepta trabajar en un grupo de música pop. Finalmente está transas van produciendo desencuentros y problemas en la pareja.

El anterior resumen deja ver que hay demasiados estereotipos y lugares comunes reunidos en esta historia, desde los relacionados con el artista genial e incomprendido (ambos protagonistas caen en el perfil), hasta los que tienen que ver con la propia historia de amor (los sacrificios personales malentendidos por el otro). Así que el gran atractivo de La La Land está más bien en la puesta en escena de las secuencias musicales, todas de gran calidad (coreografías y escenografías). La secuencia inicial es sumamente gráfica: durante un atasco en una autopista, las personas van saliendo de sus autos para participar en una coreografía multitudinaria y apoteósica. Lamentablemente no hay más secuencias de este tipo, pues en la mayoría solo vemos a la pareja cantando y bailando, lo que le da a la ficción un tono intimista y dramático.

Pero lo que seguramente le ha ganado a La La Land el mayor aprecio del público son las frecuentes citas y alusiones a los clásicos de este género cinematográfico. En uno de las primeros bailes de Gosling, hace un giro sobre un poste de luz, lo que remite inevitablemente al famosa baile de Gene Kelly en Singing in the rain (1950). La crítica ha señalado alusiones de este tipo a las películas Un americano en París, Bye Bye Birdie y New York, New York, entre muchas otras. Así, se trata de una película eminentemente para cinéfilos, que son quienes finalmente deciden premios y galardones. Hace apenas seis años El artista (2011), una película muy similar (un homenaje al cine mudo) fue la gran triunfadora en la noche del Oscar, aunque hoy muy pocos la recuerden. ¿Pasará lo mismo con La La Land?