Editorial Cultura

Deadpool: un superhéroe gamberro

Deadpool: un superhéroe gamberro
  • 09 de marzo del 2016

Las películas basadas en cómics a la luz de su más reciente éxito mundial

Cada época ha tenido un género cinematográfico dominante, que logra las mayores taquillas y que atrae a los actores más populares: el western, los musicales, los thrillers o las películas de aventuras. Y cada uno de estos géneros ha estado íntimamente vinculado con ciertas características “culturales” de su periodo de hegemonía. En nuestros tiempos, debemos reconocerlo, ese privilegio corresponde a las películas basadas en cómics, como lo demuestra el gran éxito mundial de Deadpool (2016, actualmente en cartelera), la historia de un violento antihéroe (un personaje secundario dentro del universo de los X Men), y el primer filme de este tipo “apto solo para mayores de 14 años”.

Dirigida por el debutante norteamericano Tim Miller (un reconocido artista de efectos visuales, nominado alguna vez al Oscar por su trabajo de animación), Deadpool cuenta cómo la vida del mercenario Wade Wilson (interpretado por el carismático actor canadiense Ryan Reynolds) cambia radicalmente cuando se entera de que está a punto de morir por un terrible enfermedad. La única salida es un duro tratamiento que lo convierte en un mutante con la capacidad de sanar y “regenerarse” —similar a la de Wolverine (Guepardo)—; pero los efectos secundarios de esa curación (especialmente notorios en su rostro) lo obligan a usar permanentemente una máscara, para no llamar la atención de la gente, y a llevar una vida anónima y marginal, sumergido en el submundo de la delincuencia y la pobreza extrema, lejos de amigos y seres queridos. Lo único que lo impulsa es el deseo de vengarse de quien lo convirtió en un monstruo.

Los seguidores de este personaje saben que sus aventuras se caracterizan por el humor negro y la violencia extrema, casi en el nivel de una película gore. El primer gran acierto de Miller ha sido mantener estas características, aunque eso le haya costado que la película sea calificada en nuestro país como “para mayores de 14 años” (en algunos países hasta “mayores de 16”), perdiendo a buena parte de su público objetivo: los adolescentes, la inmensa mayoría de los lectores de cómics. Otro acierto ha sido poner siempre en primer plano al humor; pero combinando el sarcasmo violento del cómic con una cierta ironía posmoderna. Algo que se puede apreciar desde la primera secuencia, una sangrienta pelea en la que Deadpool luce tan casi tan cruel como divertido, y que tiene como fondo musical la balada “Morning angel” (de la cantante country Juice Newton, algo así como el equivalente gringo de la mexicana Lucerito). Y este uso de la música se mantiene en toda la película, como lo muestra la afición del duro protagonista por las “edulcoradas” canciones de Wham!

Otro logro, y seguramente el más destacable, es que el humor y la ironía estén muchas veces enfocados en el propio género del cómic y algunos de sus más importantes elementos. Por ejemplo, el superhéroe tradicional está aquí representado por Coloso, el fortachón bien intencionado pero demasiado ingenuo; por su parte el espectador promedio está personificado en el personaje de Angel Dust, la adolescente problemática y que odia a los adultos. A ello se suman los divertidos comentarios del protagonista, muchos de ellos dirigidos al propio espectador (rompiendo la “cuarta pared”). Por otra parte, las escenas de acción resultan todas de muy buena factura. El resultado final es una película sumamente interesante, aunque sin grandes pretensiones.

El humor autoirónico es uno de los mayores aportes de Deadpool al tan lucrativo género de las películas basadas en cómics. Si bien la trilogía de Batman de Christopher Nolan —Batman inicia (2005), El Caballero de la noche (2008) y Batman asciende (2012)— se ha convertido en el modelo que siguen las más ambiciosas producciones de este tipo —como la saga del Capitán América: El soldado de invierno (2014) y Guerra civil (2016)—, en ese modelo falta un elemento central del cómic: el humor. Hubo mucho humor en la versión televisiva de Batman de los años sesenta, y también en La máscara (1994) y Hellboy (2004), otros dos hitos del género. Deadpool es un oportuno retorno a esa vertiente, aunque en una versión mucho más dura y gamberra.

 
  • 09 de marzo del 2016

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