Editorial Cultura

Arte duro en Miraflores

Arte duro en Miraflores
  • 04 de marzo del 2015

Sobre las dos muestras en simultáneo que presente el artista Juan Diego Tobalina En la Sala Luis Miró Quesada Garland, de la Municipalidad de Miraflores, el artista Juan Diego Tobalina (Lima, 1982) está presentando dos muestras simultáneas. La primera de ella es De ningún lugar a ninguna parte, una serie de pequeñas instalaciones que pretenden llevarnos a “suspender la credulidad, la certeza total de lo que damos por sentado”; como la separación radical entre lo “cultural” y lo “natural”. Para ello apela, por ejemplo, a la “humanización” de un terremoto: por qué eligió un determinado lugar y momento para aparecer, cuáles fueron sus intenciones, o si existe la posibilidad de que estuviera relacionado con las eventuales víctimas. Todo ello a través de una serie de gráficos y de un supuesto horóscopo del sismo, desplegados en un rincón de la sala. Según afirma Gaby Cepeda, mediante estos recursos Tobalina busca establecer una relación entre “los discursos académicos, los paranormales y el lenguaje condescendiente de la ciencia de divulgación”. Eso es más notorio en otra de las instalaciones, en la que monitores y gráficos son contrastados con objetos materiales bastante prosaicos. Lo que se cuestiona con estos trabajos son los “filtros de paradigmas” a partir de los cuales procesamos todas nuestras experiencias “reales”. Y con estos cuestionamientos se pueden venir abajo todas aquellas certezas que nos permiten desenvolvernos en nuestra vida diaria. Hotel Cosmos es la muestra que ocupa la otra mitad de la sala, y en ella se reúnen obras de Tobalina y del boliviano Andrés Pereira Paz. Están en la misma línea de instalaciones de arte “conceptual”, pero constituidas por objetos y elementos más propios de la vida diaria; por eso remiten inevitablemente a ella: muebles, frutas, lámparas caseras, entre muchos otros. La idea es convertir la galería en una especie de “hotel”, en el que antes se han alojado otros artistas y sus obras. A ello se agrega que los muebles y los objetos van cambiando de posición día a día. Según Nicolás Tarnawiecki, “con esto se pretende alterar o cuestionar varios elementos importantes en una exposición: lo que se exhibe, la noción misma de obra de arte y la experiencia de interacción con el espectador”. Si en De ningún lugar a ninguna parte “se cuestionan los límites entre lo científico y lo real, en Hotel Cosmos se hace algo similar con la diferencia entre orden (cosmos) y caos: “El Hotel Cosmos sería el lugar donde todo puede suceder en tanto que no hay nada parametrado de antemano, pues es un espacio de encuentro de lo múltiple, de lo distinto, y de la unión entre el caos y el orden” (N.T.). Un discurso bastante elaborado e “intelectualista”, y que resulta imprescindible para apreciar y entender estas dos muestras complementarias. El único problema es que ya son varias las exposiciones de este “arte duro” (dirigido solamente a un público especialista en teorías estéticas contemporáneas), las que se vienen presentado en esta céntrica galería, ubicada en la zona más comercial y transitada de la avenida Larco. Con este tipo de muestras, no debería extrañarnos que el público visite cada vez menos esta galería. 04 - Mar - 2015  

  • 04 de marzo del 2015

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