Zavala y Keiko, unidos por el interés

Las consecuencias podrían ser terribles para el país

Presentar una moción de confianza, mes y medio después del 28 de julio, es —además de algo sorprendente por las consecuencias que tiene para el país—, una acción que tiene una interpretación que desborda la política. Eso sí, por ser quienes son —el primer ministro y la jefa de la oposición— probablemente sin quererlo y sin saberlo, Zavala y Keiko estén trabajando juntos. Son intereses diferentes, pero que se complementan.

En el caso de Zavala hay que descartar la maniobra política porque es imposible que pueda pensar que va a lograr la confianza, dada la actual realidad parlamentaria. Así que únicamente puede explicarse desde un enfoque personal. Tras haber intentado abandonar la PCM varias veces, y al ser consciente de que el presidente PPK no se lo iba a permitir, Zavala ha dado este paso para conseguir del Congreso lo que no ha logrado del presidente y, por fin, desbordado políticamente, poder irse a su casa y regresar al mundo de la empresa, de donde nunca debió salir.

Zavala quiere agarrarse a la perversa práctica política por la cual el presidente PPK, en vez de cesar a sus ministros, cede a Fuerza Popular esa función a través del Congreso. Con ello, el presidente no ejerce su función y puede seguir ocultando su falta de proyecto político para el país, amparándose en la excusa de que el Congreso no le deja gobernar. Zavala quiere aprovechar esa coyuntura para irse a casa. Pero si no es eso lo que quiere, no encuentro ninguna explicación política a lo que ha hecho, dada la actual situación que atraviesan Fuerza Popular y los hermanos Fujimori.

No creo que Zavala se haya pasado, con armas y bagajes, al keikismo. Sin embargo, con esta decisión, otorga a Keiko Fujimori la gran oportunidad política de frenar las aspiraciones y el proyecto alternativo que está intentando construir su hermano Kenji Fujimori. La división entre los hermanos Fujimori es una realidad —anacrónica— en la que Kenji Fujimori es el depositario de todas las simpatías del antifujimorismo. Ver para creer. Es una brecha abierta en Fuerza Popular y, con el tiempo, puede convertirse en el mayor rival del partido.

Keiko, con esta moción de censura puede mandar a casa a este Gobierno y, por supuesto, rechazar el siguiente que proponga PPK, obligando al presidente a convocar elecciones para el Congreso. El momento político —al margen del desastre que esto representaría para el país— es el idóneo para Fuerza Popular, porque la izquierda está rota en grupúsculos y las elecciones al Congreso se celebrarían en plena campaña a elecciones regionales y municipales. La única organización estructurada que podría abordar esta nueva situación política provocada por Zavala sería Fuerza Popular, y su líder podría abortar la “operación Kenji” al no dar la confianza a este Gobierno, que tiene el más bajo nivel de aceptación y que continúa en caída libre. Además, es normal pensar que, dadas las circunstancias, PPK tiene muy difícil presentar un gabinete mejor que este gabinete rechazado. Kenji Fujimori se quedaría entonces sin tiempo político para aglutinar a su alrededor los recursos humanos y económicos necesarios para presentarse como alternativa a su hermana Keiko.

Así, cosas de la vida, los caminos de Zavala y Keiko se encuentran en un punto de confluencia de intereses personales y políticos, y pueden dar un giro a la realidad política del Perú. Por cierto, por mucho que escriba y grite Vargas Llosa, la culpa no es de ninguno de los Fujimori. Pobre Mario, cada día son más los Fujimori en el tablero político del Perú.

Román Cendoya