Mario Saldaña

Yeso, Corredor Azul y desesperación

Yeso, Corredor Azul y desesperación
Mario Saldaña
04 de septiembre del 2014

Sobre el escándalo de Urresti y el caótico “reordenamiento” del tránsito

El ministro del Interior, Daniel Urresti, ha dejado de expresar la esperanza que guardaba, justificadamente, la mayoría de la población sobre un cambio en el tema de la inseguridad ciudadana (reemplazar la indolencia y la actitud errática del Gobierno por una mayor empatía con la indefensión diaria de las personas), para representar al gran productor de juegos pirotécnicos que distraen y sobrevenden la idea de que los logros contra la criminalidad han sido elocuentes e inmediatos.

El show, hasta ahora (si nos guiamos por las encuestas), ha venido dando frutos. Urresti es el ministro con mayor popularidad, y parte de la misma se la ha endosado a la pareja presidencial.

Pero la mentira tiene patas cortas. Y lo sucedido con el caso de la droga en Barranca (en el que la mayor parte de la droga incautada fue yeso), que ocasionó incluso que Fuerza Popular desembarcara de la carrera electoral al señor Alberto Tapia por supuestos vínculos no probados con el narcotráfico, no solo es grave, sino que esta negligencia oficial del MININTER tranquilamente puede tornarse en delictiva.

Y todo por mentir, nada más que por mentir. Se han cuestionado varias cifras brindadas por el actual ministro y hasta estuvo a punto de involucrarse en la captura del ex esposo de una popular cantante fallecida (proceso, dicho sea de paso, muy pero muy dudoso, por no decir “trucho”).

Aquí la responsabilidad es del Presidente. Todos sabemos que el Gobierno no cuenta, o por lo menos no aplica, un plan integral en materia de seguridad ciudadana, sea porque no lo tiene, o si lo tiene (me refiero a uno en serio) no lo va a poner en marcha por el costo político implícito.

Así que Ollanta debería decirle al Ministro. “Hey Daniel, relájate viejo, hemos subido unos puntitos, pero relájate, el tiro nos está saliendo por la culata porque el show está un tanto grotesco”.

El Jefe de Estado, y la actual alcaldesa (y aquí paso al otro tema), deben entender que las falencias y la necesidad de aprobación política o electoral pocas veces se logran revertir con improvisación.

Es el caso, también, del llamado Corredor Azul. Estamos ante el inicio de una reforma crucial para Lima que se postergó ex-profesamente para hacerla coincidir con las semanas previas a las elecciones del 5 de octubre, buscando el beneficio en más votos para la alcaldesa.

Mala apuesta, mal resultado. Los asesores de Villarán creyeron que dar ese servicio gratuito hasta (“coincidentemente”) después de las elecciones les iba a dar muchos réditos. Ni con esas. No se previó el efecto de la ausencia de rutas alimentadoras y de la escasez de buses, lo que generó enormes colas, un caos total.

Moraleja: cuando a problemas como la inseguridad y el transporte, que requieren soluciones técnicas, planificadas, probadas y concertadas, se les antepone necesidades y plazos políticos personales, y en ambos casos por desesperación de quien tiene la obligación de llevarlas a cabo, vemos lo que sucede hoy.

Improvisación y mentiras para tapar la desesperación terminan empeorando la enfermedad que se pretende curar.

Por Mario Saldaña

Mario Saldaña
04 de septiembre del 2014

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