Juan Carlos Valdivia

¿Y dónde está el Presidente?

¿Y dónde está el Presidente?
Juan Carlos Valdivia
03 de noviembre del 2014

Embarcado en la alta beligerancia, Ollanta Humala parece haber perdido el rumbo

Todos los días el país discute temas menudos, que pueden ir desde las sospechas de Díaz Dios y Tait sobre López Meneses hasta la presencia de Manuel Buga en la Federación de Futbol. Mientras tanto, el Presidente Humala se ausentará del país más de diez días, lo que incrementará la percepción de ausencia de dirección en que nos encontramos.

Cada semana, es más notorio que el presidente pareciera haber decidido dar por terminado su periodo de gobierno. Es como si solo estuviera esperando que en Lima se realicen las grandes reuniones internacionales (la ambiental antes de fin de año y la económica el próximo). Es que Humala ha pasado a sentirse más cómodo ahí donde solo se escuchan elogios a la conducción económica del país, donde parece poder escapar de las cifras que muestran que la desaceleración no encuentra aún un punto de inflexión. La pérdida de confianza es notoria, y desde el Gobierno no se nota ningún esfuerzo por resolver este problema.

Tampoco se resuelven problemas de fondo, como la descentralización, que hubiera requerido que el Presidente generara cierto consenso entre todas las fuerzas políticas. La mediocridad que cunde en la clase política hace que se sientan satisfechos con aprobar la no reelección, sin haber revisado hechos fundamentales como el desbalance de poderes al interior de las regiones y la inoperancia del sistema de control gubernamental.

La ausencia del liderazgo desde la Presidencia de la República se hace más notoria al no contar con quienes desde el Ejecutivo llenen ese espacio. Ha quedado demostrado que el puesto de Presidente del Consejo de Ministros le ha quedado grande a la congresista iqueña Ana Jara y que la renuncia de Luis Miguel Castilla no ha podido ser cubierta por su reemplazante Alonso Segura. Entonces se nota que el Ejecutivo carece de iniciativa y permite que la agenda pública sea copada por los escándalos que se generan. Por eso la hiperactividad del ministro del Interior aparece como un oasis en medio del desierto de ideas que caracteriza al humalismo.

El gobierno de Humala parece decidido a administrar la menudencia. Embarcado en confrontaciones de alta beligerancia con la oposición, donde participan congresistas y ministros de Estado, parece haber perdido el rumbo. La paranoia se ha instalado en el Gobierno, y los entretiene confrontar los complots antes que resolver los asuntos de Estado. Y da malas señales cuando toma ciertas decisiones que parecen destinadas a un ajuste de cuentas con algunos medios de comunicación.

Uno podría pensar que el nuevo Humala deja que todo lo resuelva el mercado y por eso no busca enfrentar los problemas. Quizás su viaje a la China le haga notar lo importante que es el liderazgo desde el Ejecutivo para llevar adelante las reformas necesarias. Y tal vez su paso por El Vaticano le dé la inspiración divina necesaria. Necesitamos un Presidente que tome decisiones, no uno que parece no saber qué hacer.

Por Juan Carlos Valdivia
3 - nov - 2014

Juan Carlos Valdivia
03 de noviembre del 2014

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