Votar por VeróniKa Mendoza es votar por Keiko Fujimori

En una segunda vuelta Keiko le ganaría fácilmente a Mendoza

La primera vuelta del proceso electoral ha quedado marcada por tachas, resoluciones y apelaciones, exclusiones, excesos de legalidad (en desmedro de la libre participación), encuestas, regalones, plagiarios y majaderos; elementos propios de la política local que no tendría porqué haber cambiado. ¿Qué se ha hecho para mejorar la democracia? ¿Qué esfuerzos para promover la ciudadanía? ¿La reforma electoral sirvió de algo?

El presidente del JNE, Francisco Távara, ha dicho que la Ley Electoral ha distorsionado el proceso de elecciones. De acuerdo. El calendario ajustado y tanto trámite no ayudan; sin embargo, en algún momento se tenía que poner freno al desmadre de regalos, ofrecimientos y dádivas que, descaradamente y por todos lados, todavía se realizan. El artículo 42 de la Ley Electoral es pertinente y debería sobrevivir y radicalizarse cueste lo que cueste; no arrugar, pues dará frutos aleccionadores. Que la coacción asuste a quienes no han sido formados con civismo.

Que esa distorsión de la que habla Francisco Távara no sea excusa para deslegitimar el proceso. Tampoco los votos viciados que se producirán por la confusión de los candidatos que figuran en las boletas de sufragio y que ya han sido retirados de la contienda.    

Como sabemos, las encuestas sirven a los medios, políticos, empresarios y electores informados para especular y hacer simulaciones. Sirven para que el “populorum” no pierda su voto, para no ser el apestado del grupo. Negarlas es negar la realidad cambiante de la sociedad, que a su vez es la coartada perfecta de las encuestadoras cuando las cifras, siete días antes, no empatan con los votos por escrutar el 10 de abril.

Según las encuestas, casi dos tercios de la población nunca votaría por Alan García, otra mitad tampoco votaría por Keiko Fujimori y un 50% de electores vota por Fujimori, PPK y García. Desde noviembre pasado, otro 50% del electorado busca rostros nuevos que llenen el vacío de sus aspiraciones. Según las mismas encuestas y simulaciones, en una segunda vuelta Keiko Fujimori le ganaría a todos los candidatos menos a PPK.  

A buen entendedor pocas cifras. Alentar las candidaturas de quienes perderían frente a Fujimori es favorecer la candidatura de Fujimori. Por eso, Keiko Fujimori dice que le gustaría competir en segunda vuelta con VeróniKa Mendoza, pues sabe que le ganaría largamente a la versión 2016 de Ollanta Humala.

Del conglomerado de grupos del movimiento No a Keiko, uno de ellos sería impulsado por Nadine Heredia con todo el apoyo estatal. Ella sabe que la próxima mayoría parlamentaria la tendría sentada en las comisiones que investigarán al gobierno humalista. Desde la izquierda radical y violenta, de Sendero Luminoso y Movadef (aupados por Perú Libre de Vladimir Cerrón) y Democracia Directa (que auspicia a Gregorio Santos) hasta la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, CGTP, organizaciones estudiantiles y pulpines afanados en protagonizar heroísmos de lo que sea, se han unido contra la probable victoria del fujimorismo. Si no lo logran con los votos, lo harán con los escrutinios o en las calles, creando las condiciones de malestar popular para que organizaciones como la OEA digan que no hubo garantías en unas  elecciones “semidemocráticas”.

Después de quince años, el fujimorismo sigue siendo la amenaza principal para estas agrupaciones. Están organizados, tienen cuadros y actores mediáticos cumpliendo sus propósitos. No creen en las encuestas, ni que sus electores sean propios. Los indecisos tendrían que votar por PPK para impedir la victoria fujimorista. No tendrían otra salida. El antivoto en su nueva temporada.  

Manuel Gago