Dante Bobadilla

Voltear la página

Voltear la página
Dante Bobadilla
27 de abril del 2017

No hace falta más que la decisión de PPK para indultar a Alberto Fujimori

El gallinero progresista se alborotó una vez más por una frase de PPK, que se interpretó como la inminencia de un indulto al ex presidente Fujimori. Pero ya sabemos que PPK así como dice una cosa dice otra. Deberíamos acostumbrarnos a las frases que se le chispotean como una nota en falso en medio del concierto político.

Es cierto que en esta ocasión el marco daba pie para esa interpretación. Se conmemoraban veinte años de la heroica acción de los comandos Chavín de Huantar, para rescatar a los rehenes que la banda terrorista MRTA tenía capturados en la residencia del embajador del Japón. En el homenaje a estos comandos, PPK hizo un reconocimiento a la presencia de “la hija de don Alberto Fujimori”, y añadió “es hora de voltear la página”. Si a eso le sumamos el momento de reconstrucción que se vive tras los embates de El Niño, parecía el instante preciso para dar un salto histórico y voltear la página, iniciando la reconstrucción del país, no solo de los daños físicos sino incluso morales.

Pero todo fue un sueño. Tal vez la inmediata reacción de la jauría rabiosa del antifujimorismo patológico, que de inmediato le saltó al cuello a PPK, lo hizo retroceder. Mi parecer es que PPK nunca tuvo la intención de un indulto y soltó la frase sin pensar. Lo primero que se requiere para indultar a Alberto Fujimori es un carácter firme, luego una dimensión personal de trascendencia histórica. Y PPK no tiene nada de eso. Peor aún, está dominado por la caviarada que nunca permitiría voltear la página de sus odios antifujimoristas. De eso viven y para eso existen.

El progresismo nuevamente salió a regar sus mitos y mentiras con su charlatanería versada para decir que no se puede indultar delitos de lesa humanidad, aunque Fujimori no fue sentenciado por tales delitos. Su condena es por delitos comunes. La sentencia hace mención de la figura de lesa humanidad con el único propósito de crear la confusión e impedir un indulto. Esa sentencia es una verdadera joya de la canallada jurídica y la venganza política. Así debería estudiarse.

Hay que recordar que el juicio de Alberto Fujimori fue una completa felonía legal, una grotesca emboscada de la caviarada, urdida incluso antes de que se iniciara el proceso. El juicio fue solo un circo, ya que la sentencia estaba preparada desde el principio. Recurriendo a subterfugios, como una teoría ajena a la jurisprudencia peruana y ni siquiera aplicable al caso, implicaron a Fujimori en las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta sin prueba alguna. Incluso el fiscal Avelino Guillén salió sorprendido porque ni a él, como parte acusadora, se le había ocurrido utilizar semejante ardid. La faena completa fue obra exclusiva del juez César San Martín. De este modo, la venganza caviar iniciada con la formación de la Comisión de la Verdad quedó concluida. Pero aún quedan varios mastines con rabia vigilando que Fujimori muera en prisión.

El informe de la CVR y la sentencia de Fujimori, quedarán en la historia como la más perversa venganza política de la izquierda afecta al terrorismo de los ochenta. Escudados en una falsa moral democrática, y disfrazados como luchadores anticorrupción, se dedicaron a la vendetta política contra el autor de la derrota de las izquierdas y de una Constitución que desmontó el esquema socialista fracasado e imperante en el Perú desde tiempos de Velasco.

Lo paradójico es que el segmento progre-caviar, siendo minoritario, tiene un poder inusitado en nuestro país. Dominan los ambientes del poder al que treparon en los días de Toledo. Controlan los medios y desde allí infectan el cerebro desprevenido de los jóvenes, para luego utilizarlos en sus marchas callejeras y en las redes sociales. Políticamente están reducidos a un grupúsculo minoritario, delirante y conflictivo en el Congreso. Si PPK tuviera un cabal sentido de la realidad, tendría que indultar a Alberto Fujimori para restablecer una justicia histórica, sin miedo a estos sectores cavernarios de la izquierda, muy próximos al terrorismo derrotado.

El indulto es una gracia que la Constitución confiere al presidente y sin limitaciones. Ni siquiera dice “conforme a ley”. No se precisan requisitos. Y ninguna norma ni acuerdo está por encima de nuestra Constitución. No hace falta más que la decisión y el coraje del presidente para indultar a Fujimori y hacer justicia histórica, emprendiendo el camino de la unidad nacional entre quienes realmente queremos reconstruir este país, no solo de los embates de la naturaleza sino también de la amenaza constante de la izquierda. Fujimori ya pagó hace rato sus delitos. Ahora es solo un preso político de la caviarada, ante la cobardía de los gobernantes. Eso tiene que estar meridianamente claro.

Dante Bobadilla

Dante Bobadilla
27 de abril del 2017

COMENTARIOS