Manuel Bernales Alvarado

Venezuela: hybris y némesis

¿Cómo se sostiene el fracasado régimen de Maduro?

Venezuela: hybris y némesis
Manuel Bernales Alvarado
14 de agosto del 2018

 

Mientras que miles de venezolanos —mujeres y varones, pobres y de clase media masacrada— migran a Colombia, Ecuador, Brasil, Perú y Chile, entre otros Estados de refugio, el régimen de Caracas, para mantenerse, sigue contratando servicios de técnicos y profesionales cubanos en salud y educación, además de militares y operadores de inteligencia.

Para sostener su dominación militar-policial, el episodio con drones sirve para una campaña mundial de victimización y mesiánica supervivencia a una agresión homicida. Importantes actores internacionales gubernamentales y no gubernamentales, en parte acérrimos enemigos del chavismo supérstite, han señalado un automontaje, tema polarizado que alimenta a prioris y odios mutuos.

Dicho psicosocial recuerda que no pudieron matar a Castro ni Chávez, pone énfasis en sus vecinos y en el Perú. Además presenta el hecho como una “repetición” del atentado de Santander y un grupo de colombianos liberales contra la instauración de la dictadura por Bolívar (1828); luego del fracaso de la que se instaló en el Perú por decisión e insistencia del Congreso. Bolívar salvó del atentado, pero poco después sucede la disolución de la Gran Colombia.

El Estado-partido mantiene una regimentación nacional social, policial, legal y militar evidentemente dictatorial, en el peor sentido bolivarianista. Controla el territorio y tiene capacidad de respuesta, aunque mermó su iniciativa. Sus debilidades son el hambre y la desigualdad policializada en los servicios, la frustración e indignación y el descreimiento en ideales, en la antípodas de sus orígenes. Esto último debido al creciente adoctrinamiento en una versión semicubana del leninismo-estalinismo para los ciudadanos, las organizaciones de masas, el partido de Estado y todos los miembros de los aparatos estatales.

La propaganda madurista culpa al gobierno estadounidense, al presidente saliente de Colombia, a las oligarquías colombo venezolanas y al Grupo de Lima. Determina un megaenemigo, no único sino principal, para aplicar las reglas de la propaganda política, que también se usan contra su régimen: simplificación, distorsión-mentira, reiteración, orquestación y sus variantes.

Es evidente la quiebra económica, jurídica y moral del régimen. La supervivencia de ese fracaso político se debe a la evidente desunión de la oposición dentro de Venezuela, y porque Maduro y compañía mantienen sus fuentes de poder interno, además de lograr apoyos externos que hasta hoy compensan la oposición en la comunidad internacional.

Es improbable que se dé o pueda tener éxito una interpretación belicista de la “responsabilidad de proteger” que viene fracasando en varios escenarios, desde que en 2004 la ONU enunció el concepto elaborado por la Comisión Internacional sobre Intervención y Soberanía de los Estados (CIISE). Como antes, Brasil y México son favorables a la no intervención. Rusia, China e Irán tienen importantes intereses, objetivos y relaciones estratégicas en nuestra región. Destaca Venezuela en lo petrolero, minero, comercial, militar, diplomático y de prensa internacional.

El protagonismo en ideas, creencias y acciones de una oposición popular nacional, interna y externa, es insustituible para un cambio de curso y de régimen. Hay discursos y acciones del antiguo régimen panamericanista tornándose duros y poco maduros, y que revierten la política exterior de Washington en el ochenio pasado. Tienen sus adeptos y coincidencias aún no dimensionadas con el Grupo de Lima, con varios gobiernos en serios aprietos y otros apretando a los que reemplazaron.

Los migrantes venezolanos irán contando con dirigentes que provean una visión y un planteamiento estratégicos no solo inmediatos. Algunos delinquen en el Perú y otros países. Remedio: pronta ley y orden. El migrante menos calificado es más vulnerable y objeto de reacciones xenófobas, incentivadas por la pobreza. El extranjero es el eslabón débil y el chivo expiatorio aquí y en París. Nada nuevo: Rotondo, Seguín, Castro y Matos Mar presentaron el drama de los migrantes provincianos en una Lima dominada por “el otro… extranjero interno”, como cantaban Los Prisioneros. Urge una política de Estado de migración y extranjería con inversiones apropiadas y asistencia internacional multilateral y bilateral.

 

Manuel Bernales Alvarado
14 de agosto del 2018

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