Juan Carlos Valdivia

Venezuela es una dictadura

Venezuela es una dictadura
Juan Carlos Valdivia
23 de febrero del 2015

Imposible no vincular pagos a Nadine con silencio de Humala ante represión en Venezuela. 

Es vergonzoso el silencio del gobierno peruano respecto a la grave situación que se vive en Venezuela. El reciente secuestro por el gobierno del Alcalde de Venezuela, Antonio Ledezma, acusándolo de un supuesto intento de golpe de estado contra la dictadura chavista, se suma a los reiterados abusos contra la oposición y los medios de comunicación independientes, que incluye la carcelería que sufre por más de un año Leopoldo López, líder opositor sobre cuya detención arbitraria el gobierno peruano guardo silencio. 

Hoy que se discute sobre los ingresos de la señora Heredia, es imposible no relacionar los mismos con el silencio cómplice de Ollanta Humala frente a la crisis de la democracia en Venezuela. Pareciera que Humala le han secuestrado la opinión, o la tiene hipotecada. En el 2006, Ollanta Humala fue el representante en el Perú de la corriente que Hugo Chávez quiso imponer en Latinoamérica. Chávez no se limitó a financiar la campaña de Humala, sino que incluso participó en la misma, atacando a los competidores de Humala, quien no se avergonzaba de viajar a Venezuela para aparecer junto al finado dictador venezolano. 

Es uno de los tantos problemas del gobierno de Humala. Pero este nos expone a nivel internacional. Y es obvio que la relación la ha heredado Maduro, quien fue el canciller de Chávez, y por lo tanto el responsable de la expansión del llamado “Socialismo del Siglo XXI”. Probablemente con él era que Víctor Isla coordinaba el financiamiento para las “Casas del Alba”, organización que con una supuesta solidaridad buscaba desarrollar una red política en todo el país. Fueron épocas en que Humala y su partido sirvieron de caballo de Troya al expansionismo chavista. Y no fue solo una adhesión ideológica, sino también con intereses crematísticos. Por eso es que en su momento, Maduro se dio el lujo de llamarle la atención al canciller peruano Rafael Roncagliolo, ante el silencio humillante del presidente Humala. 

Hoy es claro que Venezuela ya no está en condiciones de financiar aventuras expansionistas en lo político. Es obvio también que el camino seguido por Humala lo ha ido distanciando de todo el discurso ideológico del chavismo. No hay razón entonces, podríamos afirmar, para que mantenga ese silencio cómplice frente a los ataques de que son víctimas los demócratas venezolanos. Sin embargo, Humala ha llegado a improvisar viajes con el fin de tener excusa para no recibir a delegaciones de la oposición venezolana, encabezadas por Henrique Capriles, en Palacio de Gobierno, escapando de sus responsabilidades, huyendo de su deber como demócrata. Humala debería explicar al país las razones de su sometimiento a la dictadura venezolana. 

Ollanta Humala debería recordar que el Presidente del Perú representa a la nación. No al menudo pasado de Humala, ni a los oscuros compromisos que él pudo asumir en algún momento de su vida. Si algo reconocemos a Ollanta Humala es que supo dejar atrás compromisos políticos y asumió con responsabilidad la tarea de gobernar. Lamentablemente, cuando de la dictadura chavista se trata, Humala siempre ha terminado por bajar la cerviz. Esta actitud no representa a la mayoría de peruanos que esperamos de nuestro Presidente una actitud firme en defensa de la democracia. 

Por Juan Carlos Valvidia
23 - Feb - 2015

Juan Carlos Valdivia
23 de febrero del 2015

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