Mar Mounier

Vargas ¿Por qué no te callas?

Vargas ¿Por qué no te callas?
Mar Mounier
29 de septiembre del 2014

Sobre las contradicciones políticas de novelista peruano y Nobel de Literatura

Mario Vargas, el Nobel de literatura y marqués español, ha regresado a la escena política del Perú para anunciar otra implacable campaña contra la lideresa del fujimorismo, Keiko Fujimori, con miras a las próximas elecciones del 2016. Justifica su inquina aduciendo que Keiko merece el rechazo por ser “la hija de un asesino y ladrón”, de un ex presidente que, siendo un desconocido, lo humilló mundialmente al derrotarlo en las presidenciales de 1990. ¿Cómo es que de pronto Mario Vargas se obsesiona tanto en defender un discurso derechohumanista cuando en otros lares ha justificado excesos militares que ocasionaron muertes de civiles inocentes? ¿Responderá esta contradicción acaso a un súbito ánimo chauvinista?

Si recordamos su intenso activismo en foros internacionales, después de su derrota electoral del 90, con el propósito de bloquear los créditos para el Perú, cuando el país luchaba por salir de la quiebra y del aislamiento financiero internacional, queda claro que su ojeriza contra los Fujimori no responde precisamente al “amor por la tierra que lo vio nacer”.

Luis Delgado Aparicio, ex congresista de la república ha escrito lo siguiente: “En 1992 pregonó por el mundo que no se le entregue al Perú crédito alguno para, como en Sagunto y Numancia, hundirnos y desaparecer. Es decir, poco le importamos sus paisanos y aunque una delegación de empresarios lo visitó para pedirle no siga con el pregón, éste no cesó de seguir invalidando al Gobierno, inclusive luego de que la OEA se pronunciase“.

Mario Vargas no siempre expuso la línea ideológica “progresista” que muestra ahora. En su historial político figura el haber ejercido la representación de las fuerzas más derechistas y conservadoras de Europa y Estados Unidos. En el 2003 respaldó la cruenta invasión de EE.UU contra Irak que, según cables y cifras presentadas por prestigiosas agencias gubernamentales como la británica “Opinión Research Business”, dejó un saldo trágico de 1`175.081 millones de personas asesinadas. Aquella vez, Mario Vargas viajó a Irak y realizó allí un activismo intelectual intenso a favor de la ocupación. Recomiendo leer “Diario de Irak”, una colección de reportajes suyos que publicó en el diario “El País” de Madrid, con la venia del ex-franquista José María Aznar de España, quien gobernaba entonces y con quien el escritor tiene una relación cercana.

Para quien ha leído  “Diario de Irak” es fácil observar que los artículos están plagados de falacias y medias verdades que pretenden justificar las muertes y excesos cometidos por las tropas de EEUU: “Los destacamentos americanos han infligido menos daño comparado con el terror vivido durante la administración de Sadam Hussein, en Irak”. Algo así como “los invasores han matado menos”. Escribió aquello en nombre de la “democracia y libertad”, pero en realidad acabó defendiendo los intereses de la derecha estadounidense más recalcitrante.

¿Con qué autoridad el novelista intenta dar cátedra de moral cuando su siempre interesado activismo político ha demostrado serias contradicciones entre prédica y práctica? Un premio a su literatura de ficción no debería ser mal utilizado para influenciar a los peruanos en aras del interés y revanchismos personales. Mario Vargas demuestra con sus antecedentes no tener autoridad política ni moral, porque su historia personal está marcada de garantías a los crímenes que hoy endilga a otros. Basta revisar un poco sus antecedentes para hallar abundante evidencia.

Mar Mounier. (El Hígado de Marita)
(29 Set 2014)

Mar Mounier
29 de septiembre del 2014

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