Eduardo Zapata

Usted es el culpable, Mr. K.

Usted es el culpable, Mr. K.
Eduardo Zapata
31 de agosto del 2017

De la crisis y el desgobierno de hoy

La palabra crisis es un sustantivo de carácter normalmente circunstancial. Alude habitualmente a un momento dado y hasta admite —desde una lectura unamunoniana— el hecho de interpretar la vida como una lucha. Pero la crisis de gobierno por la que estamos pasando desde el 28 de julio del 2016 parece tener más bien carácter estructural. Es una crisis de desgobierno. Y el responsable y culpable es Pedro Pablo Kuczynski.

Recordemos que él se encontró la presidencia tras las ausencias consecutivas de Guzmán y Acuña. Quedar como símbolo del antifujimorismo fue un plus que lo convirtió en Presidente. Más allá de sus respetables credenciales profesionales.

Pero no bastaron esas credenciales para ser presidente. Menos si —más allá del invisible programa “Agua para todos”— el Gobierno no ha mostrado una sola iniciativa propia que sea tangible. Peor aún: so pretexto de no detener más una economía ya estancada, hizo suyas y hasta las llamó emblemáticas aquellas obras heredadas de la ex pareja presidencial. Todas con sabor a carnaval carioca.

“Destrabar” fue entonces la palabra de orden. Destrabar no los trámites en general para propiciar inversión nueva, sino —en lo fundamental— las “obras emblemáticas”. Aquellas que olían bastante mal. Y con ese propósito el presidente convocó a antiguos subalternos, dejó de lado el partido que lo había llevado al poder y sonrió. Tal vez había que pagar la ayuda para una elección.

El hecho concreto es que PPK debe cumplir el mandato constitucional. Pero por más que suene a reiterativo, necesita cambiar al señor Zavala por alguien que no haya sido subalterno del presidente y que tenga personalidad y voz propias.

“Harto ya de estar harto, ya me cansé, de preguntarle al mundo por qué y por qué…” dice la letra de una conocida canción popularizada por Joan Manuel Serrat. Y esa es la sensación que se lee en el rostro de los peruanos ante un desgobierno que se acentuará el próximo año con las elecciones regionales y locales. Pues cada partido, movimiento o grupo que aspire a triunfar tendrá la mesa servida para atacar al Gobierno. Y lo harán.

De esta falta de gobernanza no se salva tampoco la oposición fujimorista. Porque al pretender jugar al fair play y tratar de evitar el mote de obstruccionistas delegaron y aprobaron facultades para nada. Se limitaron al improperio de algunas voces lamentables y a cero propuestas alternativas.

Los rostros de los maestros que marchaban por el centro de Lima recientemente lo decían: hartazgo. Había promesas interesantes de parte del Gobierno —arrancadas a la fuerza—, pero esos rostros decían “estoy harto”. Y fue eso lo que vimos en las pantallas de la televisión: los rostros mismos de todos los peruanos reflejados en los rostros de sus maestros.

Para suerte del Gobierno, el líder de la gesta épica docente terminó siendo un actorcillo de reality de poca monta. Aquella imagen de líder que se tiraba al piso a la voz de “tírate, tírate, hay cámaras de televisión” se grabó en la mente de la gente y terminó por “destrabar” la huelga magisterial.

Pero el hartazgo sigue allí.

Eduardo E. Zapata Saldaña

 
Eduardo Zapata
31 de agosto del 2017

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