Jorge Morelli

Universo Paralelo

Universo Paralelo
Jorge Morelli
29 de julio del 2014

Un mensaje presidencial suspendido en un espacio fuera del tiempo

Ni rastro ya de la “gran transformación” en el Mensaje al comenzar el cuarto año del gobierno de Ollanta Humala. Tampoco de la “hoja de ruta”. Por fin tiene un equipo técnico. Solo que es tarde.

Lo mejor del Mensaje es el plan del ministro Saavedra para reformar la educación. Incluye la enseñanza universal de inglés (algo que se hizo en Japón durante la reforma Mei Ji, a mediados del siglo XIX). El plan tiene la virtud también de apuntar a empoderar a los directores, pero no lo suficiente como para que puedan contratar a los maestros que elijan de un mercado libre del monopolio del Sutep sobre las plazas magisteriales para los egresados de Pedagogía (eso se hizo en el Japón a mediados del siglo XX). Como se ve, es demasiado poco.

Y demasiado tarde. Habría sido oportuno si el Presidente hubiera planteado esta reforma educativa en su primer mensaje a la Nación. Poner hoy la meta de esa reforma en el bicentenario es un buen deseo que no carecería de autoridad moral si el gobierno no hubiera perdido tres años diletando sobre la educación pública y estorbando a la privada.

En lo relativo al resto de los temas relacionados con la igualdad de oportunidades -sector Salud incluso- el desorden institucional es pavoroso. Decenas de programas con decenas de brazos ejecutores y donde cada brazo obedece a una cabeza diferente. El resultado es una lista de lavandería de problemas y palos de ciego a ver si en alguno por azar les pega de lleno.

El desorden del discurso es el vivo reflejo del caos institucional que ahoga a todo el Estado peruano. En esto, el gobierno humalista ha tocado techo. No da más.

Ni siquiera la nave mayor del Mensaje, los 19 mil millones de dólares de inversión, las medidas de urgencia del ministro Castilla contra la desaceleración, y el “plan de diversificación productiva” del ministro Ghezzi. Ninguno percibe este problema o lo visibiliza. Menos aún ofrece un diagnóstico y un remedio. El caos institucional del Estado peruano está más allá del horizonte del gobierno humalista, más allá incluso del horizonte de su mejor equipo técnico. Otra vez demasiado poco, y tarde.

Pero el caso emblemático es el de la reforma de la descentralización. El gobierno habla ahora de articular las políticas de los tres niveles de gobierno y de revisar la forma en que los gobiernos regionales rinden cuentas de su gestión. Anuncia, además, un proyecto para modificar la distribución del canon. En medio de elecciones regionales, cuando ha perdido la mayoría parlamentaria, el gobierno quiere debatir en el Congreso la redistribución del canon.

El mensaje a la Nación del presidente Humala al comenzar su cuarto año de gobierno parece, en suma, suspendido en un espacio fuera del tiempo. Se encuentra en un universo paralelo. Extraño que no se haya anunciado un nuevo programa gubernamental para diseñar una máquina que permita regresar en el tiempo.

Por Jorge Morelli

 

Jorge Morelli
29 de julio del 2014

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