Marco Sipán

Universidad y Poder

Universidad y Poder
Marco Sipán
01 de diciembre del 2015

La universidad como centro de formación de “cuadros políticos”

En la actualidad, con los estados modernos, la institución que tiene la función de registrar historia, política, ciencia, ingeniería y todo el conocimiento es la universidad. Y por esta misma función, la producción científica e intelectual de la universidad permitiría nutrir, capacitar y desarrollar a la comunidad política; y esta debe buscar integrar, desde la universidad, a los mejores cuadros, para que participen en el campo político y alcancen a dirigir del estado, con los respectivos relevos generacionales.

Lo que nos dice la historia republicana es que nuestros gobiernos han sido de elites: militares o civiles, oligárquicos o burgueses, elites con mucho poder que siempre han gestionado agendas sobre política económica, comercial, fiscal, entre otras, vinculadas a intereses de por medio. Y operan con actores directos (PPK) o a través de terceros, pero siempre bajo sus “recomendaciones” económicas (García, Toledo y Keiko).

Consolidar la nación, crear una sociedad democrática, industrializar y conectar el país, construir un estado con justicia social que garantice bienestar social a los ciudadanos, son cuestiones que han estado ausentes dentro de las élites. Y asimismo, las élites nunca han planteado qué hacer con la universidad.

Cuando la izquierda comenzó a hegemonizar las universidades, la Burguesía creó sus universidades privadas; y tras la incursión de Sendero Luminoso, buscaron destinos académicos fuera del país. Han rehuido a los retos que la generación del 900 planteó: “constituir una élite intelectual que modernice el país”.

No hubo propuestas de “reforma universitaria” a través de algún partido de derecha, simples leyes para controlar mejor a la comunidad universitaria y sus recursos; por otro lado, la izquierda siempre asumió el trabajo universitario como disputa política por los gremios y semilleros de cuadros, usando infinidad de consignas sin tener propuestas concretas.

La elites militares, económicas y mediáticas pasaron por la salita del SIN con Fujimori y Vladimiro Montesinos; grupos empresariales extranjeros se han enriquecido enormemente con Toledo; García ha tenido relaciones amistosas con empresas chinas y brasileñas, además que, en su primer Gobierno, subsidió a un grupo de empresarios denominado los 12 apóstoles; y ya es conocida la capitulación del actual presidente.

Hoy buena parte de la derecha quieren convertir a la universidad, en una escuela de instrucción, dejando de lado el desarrollo humanista, reflexivo, cívico y deontológico que corresponde a un profesional que ha debe ser formado como ciudadano pleno. Es decir, se excluye a la universidad como institución rectora para mejorar la acción política, la comunidad política y la sociedad. Y al abandonarla, la marginan, se vuelve un espacio  reproductor de la crisis. En San Marcos, el rector Cotillo, es un ejemplo claro, de lo eficiente que sería para desenvolverse en el hemiciclo parlamentario con la misma horma de los que roban luz, roban cable, comen pollo o despiden a sus trabajadoras embarazadas.

El conocimiento que pudiera brindar una universidad de calidad es un elemento importante para una trasformación social. Pero tal como va la universidad, observamos que en su interior, se reproducen las mismas formas de dominación (clientelar, patrimonialista y autoritaria) que fuera de ella.

Por: Marco Sipán Torres

Marco Sipán
01 de diciembre del 2015

COMENTARIOS