Juan Carlos Valdivia

Una sana tensión

Una sana tensión
Juan Carlos Valdivia
21 de junio del 2016

El balance de los poderes del Estado es la esencia de la democracia

Se usaba decir que el Parlamento era el primer poder del Estado. El desarrollo del Estado moderno ha ido produciendo cambios que han fortalecido al Poder Ejecutivo; sin embargo, el Poder Legislativo no deja de tener cierta preeminencia, en tanto está conformado por representantes de diferentes agrupaciones políticas. Además, el Congreso expresa el sentir de diversas circunscripciones en todo el país, y tiene entre sus funciones las de control y fiscalización; y otras inherentes desde su creación, como son la aprobación de impuestos y del presupuesto público.

Por eso no dejan de llamar la atención los esfuerzos de algún sector para empujar al presidente electo. Pedro P. Kuczynski, hacia una situación de confrontación con el fujimorismo. Se construye un escenario ideal, teórico, en el que el gobierno hace alianzas con gobiernos regionales y locales, así como directamente con organizaciones de la sociedad, y entra en un proceso de presión al Parlamento, desde las calles. En paralelo, puede usar las obras públicas para lograr la adhesión de parlamentarios fujimoristas del interior del país; es decir, promover el transfuguismo resulta legítimo si es contra el fujimorismo.

La teoría clásica de la separación de poderes plantea una situación dinámica en que los poderes del Estado se controlan entre sí, creando en ese balance la esencia de un gobierno democrático. Cuando ambos poderes están en una misma mano, en un mismo partido o en una misma alianza política, la ausencia de controles pueden generar desviaciones hacia la corrupción o hacia el autoritarismo. Hacia eso nos aproximamos en el siguiente lustro: a una sana tensión entre el poder Ejecutivo y el Legislativo, donde las leyes no “saldrán por un tubo”, sino que requerirán de un debate democrático. Tendremos al fujimorismo impulsando su plan de gobierno desde el Legislativo, y el reclamo de los voceros del Ejecutivo para que se aprueben sus propuestas “sin cambiarle una coma”.

Esto, como lo conoce bien Kuczynski, es normal en cualquier democracia que se precie de serlo. Hace poco, en Estados Unidos, el Parlamento se negó a aprobar el presupuesto público produciendo la suspensión de actividades del aparato estatal. En el momento esto genera tensiones y presiones; pero resuelto el problema, los procesos continúan sin mayor sobresalto. Sin embargo, quienes desde el pepekausismo pretenden deslegitimar al fujimorismo, en una dicotomía que plantea que solo el Ejecutivo tiene la paternidad de lo correcto, y cualquier cosa que se les oponga es producto de una visión autoritaria. Todo esto puede llevar a enfrentamientos innecesarios.

En una democracia hay que saber administrar la sana tensión que se debe producir entre el Ejecutivo y el Legislativo. Esperemos que PPK no escuche a quienes lo empujan hacia escenarios de confrontación, donde solo ganan quienes buscan cambiar el modelo económico. Estamos advertidos.

Juan Carlos Valdivia

 
Juan Carlos Valdivia
21 de junio del 2016

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