Jorge Nieto Montesinos

Una lectura oblicua

Una lectura oblicua
Jorge Nieto Montesinos
16 de diciembre del 2014

Las encuestas ratifican que entramos a un escenario electoral abierto hacia el 2016

¿Tiene sentido pronosticar las elecciones presidenciales del 2016 a partir de encuestas hechas año y medio antes? No. Pero especular divierte. E insinuar rutas de victoria a los probables protagonistas puede ser útil: en una de esas las compran. Lo más eufórico de lo dicho estos días ha sido el triunfo posible de la señora Fujimori en primera vuelta. Menos desbocado, pero también audaz, pensar que solo  estará en juego quien la acompañe en segunda vuelta.

El escenario electoral no esta configurado; ni definidos los temas o la prioridad que tendrán en la agenda. Más importante, las estrategias políticas se encuentran en fase de tanteo. Sun Bin, el continuador de Sun Tzu, dijo hace siglos: “Los ricos no están forzosamente seguros, los pobres no están necesariamente inseguros, la mayoría no prevalece necesariamente, las minorías no fracasan forzosamente. Lo que determina quien gana y quien pierde, quien está seguro y quien en peligro, es su ciencia, su estrategia.” Aplica.

Más prolífica puede ser una lectura indiciaria de las encuestas. Que las lea en contexto con otras señales: las que nos da la calle, los comportamientos de los actores, la acumulación de temas irresueltos, la progresiva consolidación de percepciones, los datos de las últimas elecciones, la evolución probable de la economía.

Las encuestas ratifican que entramos a un escenario abierto. No tanto por la posibilidad del temido outsider, sino por la necesidad de pensar el cambio, que está lejos de restringirse solo a la emergencia del populismo. Un miedo que ve el futuro unicamente como retorno al pasado. Un miedo que impide pensar el ajuste que reclama la situación: el restablecimiento del espíritu público en el estado y un orden fundado en la ley. Superar el marco institucional de las elites extractivas y la supremacía de los lobbies. No menos sino mas mercado; no menos sino más competencia… pero con derechos y oportunidades iguales para todos, como reclamaran pronto los jóvenes. Y luego los emergentes.

Telegráficamente, las encuestas dicen cosas parecidas. Una, el elenco estable esta reprobado. El que más, el señor Toledo, con un diferencial en contrario de -54%. Luego el señor García –en alguna el político más corrupto, aunque si de gobiernos se trata el de Fujimori le gana por mucho- con un diferencial adverso de -45%. Y así, la señora Humala con -38%; la señora Fujimori con -10% y el señor Kuczynski, el mejor situado, con -2% de diferencial adverso.

Otra, el Ministro del Interior pasa a indicadores positivos en la apreciación de su gestión. Con 46% a favor y 39 % en contra se sitúa en un diferencial de +7%. No esta mal, pero tampoco es para repicar campanas. Más importante es que haya ocupado el espacio simbólico del poder, ante al vacío dejado –en las percepciones- por la pareja presidencial. Acaso eso explique el fastidio con que el comandante ha evadido hablar sobre el futuro del general. Y también el desdoblamiento en la evaluación ciudadana de la seguridad: 60% o 62% desaprueba los resultados de un ministro personalmente aprobado.

Una última, la percepción de corrupción en el gobierno. La principal razón desaprobatoria en una de las encuestas: 49%. En otra, 60% cree al presidente involucrado en actos de corrupción y 54 % a su esposa. Dato malo para quienes llegaron al gobierno con promesa de honradez. Al parecer, la confrontación Humala-García ha dañado a ambos. Y ese recodo es el relativo confort actual de la señora Fujimori. Aunque en percepciones de corrupción nadie se salva. ¿El 2016?…Muy lejos.

Por Jorge Nieto Montesinos
(16 - dic - 2014)

Jorge Nieto Montesinos
16 de diciembre del 2014

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