Juan Sheput

Una imposición que busca tensión

Una imposición que busca tensión
Juan Sheput
28 de abril del 2015

A propósito del Gabinete Cateriano y el voto de confianza del Congreso.

Tratar de unir la investidura del gabinete Cateriano a la delegación de facultades en materia de economía, seguridad y lucha contra la corrupción es una maniobra que demuestra que, en este gobierno, no se puede confiar y mucho menos creer que puede honrar sus compromisos. Es, desde cualquier punto de vista, una maniobra que busca tensar la relación entre oposición y oficialismo y demuestra que la desesperación del presidente Humala en relación a las investigaciones en curso, lo pueden llevar a cometer desatinos como la disolución del Congreso.

No tengo la menor duda que el sistema que ha vuelto a tener contacto con el uso masivo de recursos públicos, desea perpetuarse. De allí que esté trabajando las 24 horas en concebir la forma cómo no perder el poder. En ese sentido, solicitar delegación de facultades no sólo significa el reconocimiento del gobierno de no haber hecho gran cosa con las delegaciones anteriores en los mismos tópicos sino que busca comprometer a la oposición en una suerte de chantaje: si no delegan facultades la oposición será la responsable del deterioro actual.

Ante ello espero no se caiga en el juego tensional del gobierno. Delegación de facultades e investidura no tienen por qué ir de la mano. Aún más, faltando menos de una año para el proceso electoral, no es conveniente para el país este tipo de petitorios, pues podrían llevar a poner en peor pie a los conflictos sociales y, además, legitimar una serie de “inversiones” de dudoso origen. Esto debe llevar una vez más a la oposición en la responsabilidad de tomar el control del Congreso pues el gobierno tiene en agenda únicamente su supervivencia y esa pasa por evitar cualquier tipo de investigación a la pareja presidencial.

Además, no debemos de perder de vista el contexto. Estamos a menos de un año de la próxima elección y por tanto, conforme pasen los días, la presencia del premier será cada vez más opacada por el protagonismo que adquirirán los candidatos al sillón presidencial. Luego del mensaje de Fiestas Patrias, la de Cateriano será tan sólo una figura decorativa que tendrá como máxima responsabilidad ser el guardián de la imparcialidad del próximo proceso electoral. Y allí es donde temo tendrá choques con los ímpetus reeleccionistas (directos o indirectos) de la graciosamente llamada “pareja presidencial”. Pedro Cateriano tendrá que decidir entre apoyar esos propósitos o seguir adelante con su trayectoria democrática. Habrá que esperar para ver qué decisión tomará.

En cuanto al mensaje este se ha desarrollado sobre la base de promesas y petitorios. El ministro Cateriano más bien ha obviado lo que de él se necesitaba escuchar. En primer lugar una garantía que el próximo proceso electoral será imparcial y dejará de lado su promesa de hacer lo imposible para que triunfe una opción política lejana a sus intereses. Hace un par de meses Cateriano anunció ello en relación al aprismo y el fujimorismo. Lo mínimo indispensable en ese sentido era que anuncie ante la representación nacional que su presencia es garantía de un proceso electoral imparcial. No lo ha hecho. De allí que la confianza que pueda obtener sea una demostración de la ingenuidad de algunas bancadas en caso el curso de las elecciones sea anómalo o irregular. En segundo lugar el señor Cateriano ha debido decir que no se usarán recursos públicos en la campaña del oficialismo, específicamente no se seguirán usando los programas sociales con intención política. No hemos escuchado nada sobre ello y la oposición, sobre el tema, tampoco ha reclamado algo.

En todo caso en muy poco tiempo el gabinete será una suerte de “pato rengo”. Conforme pase el tiempo dejarán de tener importancia política más allá de lo mencionado y serán los candidatos a la presidencia y al Congreso los que ocupen la atención de los reflectores.

  Por Juan Sheput 28 - Abr - 2015  

Juan Sheput
28 de abril del 2015

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