Jorge Morelli

Una democracia capaz de resolver los problemas

Una democracia capaz de resolver los problemas
Jorge Morelli
13 de abril del 2016

El equilibrio de poderes en un eventual gobierno fujimorista

El caballo de batalla del antifujimorismo ya ha mostrado sus fauces en el primer movimiento del ajedrez de la segunda vuelta electoral. El premier Cateriano, el partido del gobierno —por boca de Nadine Heredia— y el presidente del Congreso, Luis Iberico han salido como provocadores a tratar de alarmar a la ciudadanía.

Su argumento es falaz: que, gracias a la primera vuelta, el fujimorismo tiene ya el “control” del Legislativo y que, por lo tanto, hay que evitar que controle también al Ejecutivo porque eso, supuestamente, rompe el equilibrio de poderes. Como si gobernar un país fuera una repartija del poder en la que todos tienen derecho a que les toque una cuota; por el contrario, esa ha sido la receta segura para el desgobierno.

El problema durante los últimos tres gobiernos —Toledo, García y Humala— ha sido que, una vez más, nuestra democracia de baja gobernabilidad se ha mostrado incapaz de resolver los problemas del pueblo. Por eso el pueblo ha castigado electoralmente en esta ocasión a los responsables.

La baja gobernabilidad de nuestra democracia, sin embargo, se origina ante todo por que no hay un verdadero equilibrio entre los poderes del Estado. Entre nosotros, el Legislativo —el primer poder— se encarama sobre el Ejecutivo cuando este no tiene mayoría parlamentaria, y esto maniata y paraliza al gobierno. La consecuencia es la incapacidad para resolver los problemas.

La corrupción es el resultado de todo eso. Se convierte en un mecanismo para “resolver” los problemas. En nombre de la lucha contra la corrupción, entonces, se empodera a la justicia. Con ello, el sistema de justicia se convierte en un poder absoluto, encima de los otros dos poderes. No hay equilibrio de poderes en el Perú; hay una jerarquía de poderes que se alterna según prevalezcan la democracia de baja gobernabilidad o el autoritarismo. Y como en nuestra democracia no hay equilibrio de poderes, entonces la gobernabilidad depende completamente de que el gobierno tenga mayoría parlamentaria, aunque sea prestada.

Si el gobierno no consigue esa mayoría parlamentaria o la pierde, la gobernabilidad se desploma y la democracia se paraliza pues pierde decisión política. Aparece entonces como un organismo de debates estériles, incapaz de resolver los problemas. Y esto es lo que genera la justificada indignación del pueblo, que las encuestas expresan en la bajísima estimación del pueblo peruano por los poderres del Estado y por la democracia como tal. Basta observar las encuestas de Latinobarómetro para comprobar que nos hallamos a este respecto bastante más descontentos que nuestros vecinos.

Un gobierno con mayoría parlamentaria es precisamente lo que necesitamos para rediseñar el equilibrio de poderes en el Perú, de modo que la gobernabilidad no dependa en el futuro de que el gobierno tenga este tipo de problemas. Porque, al fin y al cabo, la democracia es precisamente el sistema que debería garantizar que la gobernabilidad se mantenga incluso cuando el gobierno pierde la mayoría parlamentaria. Una democracia de baja gobernabilidad, en cambio, es incapaz de una decisión política. Y al no poder dar una respuesta eficaz a las crisis venidas de dentro o de fuera, incuba el desgobierno que tantas veces ha desembocado en la falsa y engañosa respuesta del  autoritarismo.

La acusación contra el fujimorismo de pretender concentrar el poder para instalar un autoritarismo no es sino un espantapájaros, un psicosocial con el que sus adversarios tratan de azuzar el miedo a un falso problema. Que el fujimorismo obtengar en la segunda vuelta de este complicado proceso electoral el gobierno y, al mismo tiempo, una mayoría parlamentaria no es un problema, es una solución. No solo no supone peligro alguno de autoritarismo, sino que abre una ventana a la posibilidad de erradicar para siempre ese peligro. Porque hace posible una ventana de oportunidad para construir, de una vez por todas, una democracia con gobernabilidad, capaz de resolver los problemas.

Jorge Morelli

@jorgemorelli1

jorgemorelli.blogspot.com

Jorge Morelli
13 de abril del 2016

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