Luis Cáceres Álvarez

Un Nobel al periodismo literario

Un Nobel al periodismo literario
Luis Cáceres Álvarez
09 de octubre del 2015

Reconocimiento a la poesía de los datos, los detalles y las entrevistas.

Mientras planchaba en su pequeño departamento en Minsk, capital bielorrusa, escuchó el teléfono y le dieron la noticia. No lo esperaba. “Se había hablado mucho pero yo trataba de mantener la distancia”, dijo la primera mujer periodista en ganar el Premio Nobel de Literatura 2015, Svetlana Alexievich.

El dictamen de la Academia Sueca reconoció ayer por primera vez a la no-ficción o periodismo narrativo“Lo que la gente creyó, comprendió y recordó durante el evento. Lo que ellos creían o desconfiaban, sus ilusiones, esperanzas y temores que experimentaron. Esto es imposible de imaginar o inventar, en todo caso, tal multitud de detalles reales”, explicó la periodista de 67 años en recientes declaraciones. Escogió un género donde la humanidad habla por sí sola.

Aunque es la décimo cuarta mujer en ganar el Nobel —entregado 107 veces—, Alexiévich es casi desconocida en el español porque Voces de Chernóbil (1997) fue su único libro traducido a nuestro idioma hace nueve años y reimpreso en 2014 por Penguin Random House. En el otro lado del mundo, es conocida por entregar relatos de sobrevivientes de las peores tragedias soviéticas y que jamás tuvieron oportunidad de compartirlos: La guerra no tiene rostro femenino (1983), Los muchachos de zinc (1989), Cautivados por la muerte (1993) y El tiempo de segunda mano. El final del hombre rojo (2014).

Por cada libro que escribe Alexievich, "graba conversaciones con 500 a 700 personas", menciona su sitio web. Uno imagina la pasión, los detalles y extensión de los diálogos para destacar la dimensión humana. Como ocurrió con John Hersey y su libro Hiroshima (1946), donde el periodista acompaña a un religioso alemán, tres hombres y dos mujeres japoneses para conocer qué hicieron antes del primer bombardeo atómico de la historia; como también, los días y meses después. 

Años y lugares distintos. Hersey en Hiroshima. Alexiévich en Chernóbil. Catástrofes nucleares. ¿Qué más los une? No solo el poder y consecuencias de la radiación en los cuerpos, sino la investigación profunda. Una lluvia intensa de imágenes y palabras acompañan al lector y a los autores a “descender al infierno” para evitar desgracias y conocer el camino al paraíso. Es, pues, una “obra polifónica que le hace un monumento al sufrimiento y al coraje en nuestro tiempo”, dijo la Academia Sueca.

Nuestras miradas van por las vías europeas del este ahora. La memoria del polaco Ryszard Kapuściński, la rusa Anna Politkóvskaya, entre otros periodistas más de su tiempo, están con ella. Alzan sus vasos y voces contracorrientes. ¿Cómo no alegrarse? Expulsan estruendosos ¡Na zdarove! porque el Nobel ha sido entregado a una mujer de una región donde la libertad está en controversia constante. Svetlana Alexievich posee una obra informativa y contundente, que denuncia errores y horrores enormes. Que este premio sirva para introducirnos en el arduo trabajo de contar la realidad que es el periodismo literario.

 

Por: Luis Cáceres Álvarez

Descarga las primeras páginas de 'Voces de Chernóbil' en castellano.

Luis Cáceres Álvarez
09 de octubre del 2015

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