Iván Arenas

Uchuraccay, el libro

Uchuraccay, el libro
Iván Arenas
21 de enero del 2015

Una obra que desvanece mitos sobre la matanza de periodistas de 1983.

El próximo 26 de enero se cumplirá un aniversario más del asesinato de ocho periodistas y un guía en las alturas de la sierra ayacuchana, Uchuraccay. Luego de 32 años el aniversario viene con un libro escrito por los periodistas Víctor y Jaime Tipe Sánchez que será presentado esta semana:  “Uchuraccay, el pueblo donde morían los que llegaban a pie” (G7 Consultores)

La investigación tiene algo importante: está escrita sin apasionamientos ideológicos. Eso permite una visión independiente de los dogmas que involucran a priori y condenan sin pruebas suficientes. Por lo tanto esta nueva investigación intenta borrar los mitos que surgieron en torno a la matanza más bárbara de hombres de prensa en el Perú de la república. El primero de ellos es que Ucchuraccay era un pueblo sin contacto y abandonado como tantos otros en la sierra peruana. A esto contribuyó la primera investigación dirigida por el ahora Nobel Mario Vargas Llosa. El otro mito es que había infiltrados de las fuerzas armadas dentro de la comunidad, cosa que el libro, con datos fidedignos se encarga de dilucidar. El tercer mito, probáblemente el peor de ellos, dice que una patrulla del ejército mató a los periodistas.

Quizá sea este el verdadero fondo de la investigación. La izquierda peruana por años se encargó de contar e imponer una sola versión de lo que sucedió en el Perú entre los años del terror. Ahora sabemos que la Comisión de la Verdad y  Reconciliación fue todo menos verdad y reconciliación. Su informe final se encargó de abrir mucho más el enorme abismo que ya existía agudizando y extendiendo la polarización hasta nuestros días. La sensación que dejaba aquella Comisión era que las Fuerzas Armadas y el gobierno de aquél entonces violaron sistematicamente los derechos humanos como una política de estado para acabar con la insanía del fanatismo maoísta. Si bien existieron dolorosos excesos de parte de las Fuerzas Armadas y de un gobierno que se volcó luego en autoritario, esto no fue la regla sino la excepción. Como es cierto, además, que hubo un “contrato” entre los campesinos y las Fuerzas Armadas para imponer el orden y la seguridad. Sin la participación de las comunidades campesinas en la lucha antisubversiva no se hubiera alcanzado el rotundo éxito que se tuvo. Cuesta decir que los miembros de las comunidades campesinas fueron tratados como ciudadanos, algo que solo había pasado un siglo antes en el guerra con Chile.

El libro llega en buen momento para alejar los fantasmas del pasado por toda vez. También llega en el momento en que los periodistas son víctimas de terroristas de la palabra como los ministros operadores del gobierno de la pareja presidencial. A 32 años de la matanza la única pasión que puede guiar la verdadera reconciliación de la patria es la investigación sincera y sin pautas ideológicas, tarea que es difícil de lograr pero, como sabemos, no imposible.

 

Por Iván Arenas
(21 - Ene - 2015)

Iván Arenas
21 de enero del 2015

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