“Tu error es mi progreso”

Recuento de las “metidas de pata” en estas elecciones

Parafraseando a las pintas de taxis y combis en los parabrisas posteriores, los errores de los políticos han terminado siempre favoreciendo a sus contrincantes de esta campaña electoral. Si hubiera que hacer un ranking sobre el tipo de errores diríamos que hay tres niveles o categorías: las “metidas de pata” o errores leves, los errores graves y los autogoles.

Pondré los que a mi juicio son ejemplos de cada uno de ellos. En el primer nivel están los más abundantes, los que acabamos de ver por decenas en la primera vuelta y en anteriores procesos: La “perra de vida” de Verónika Mendoza, dicha por PPK; la “puerta grande” para Alberto Fujimori, dicha por Cecilia Chacón (aunque es justo advertir que en este caso vi la entrevista a la congresista, quien aludía a la “no injerencia política” en la situación carcelaria o judicial del fundador de su partido, pero su afirmación fue descontextualizada y mal interpretada); lo de la “consulta previa” de Julio Guzmán; lo del chicharrón, el sombrero desairado y el no saludo a Meche Aráoz, todos de Alfredo Barnechea; las contradicciones de Verónika Mendoza respecto a las agendas de Nadine, etc.

La principal característica del error leve (o “metida de pata”) es que no es determinante por sí mismo. Pasa a ser parte de la anécdota si el candidato(a) hace prevalecer temas más relevantes o corrige el error sobre la marcha. Si, por el contrario, comienza a acumularlos, abulta la mochila del pasivo y complica su situación.

Dos ejemplos para el segundo nivel. El primero es la tardía reacción de Alan García sobre el tema narcoindultos. Si el ex presidente hubiera admitido la existencia de un error de su parte, o al menos un exceso de confianza en la política que siguió su segundo gobierno en esta materia, el efecto que habría tenido en la campaña hubiera sido mínimo o no tan relevante. Pero el negar y negar lo evidente fue confundido por la población con un exceso de soberbia, de terquedad en el error o, lo que es peor, de complicidad con la corrupción. No deja de sorprenderme cómo un político con la habilidad, experiencia y olfato de García no pudo prever esta situación.

El otro ejemplo: la conducta de César Acuña respecto a las acusaciones de plagio. En medio de la campaña y cuando la ola de denuncias similares contra el fundador de la UCV ya se asomaba, su reacción debido ser aceptar el error y pedir disculpas a todos los afectados (plagiados). Calculó mal y asumió que el elector no iba a aquilatar tan negativamente este tipo de temas.

Finalmente, ejemplos de autogoles: la erosión pública que acaba de hacer Kenyi Fujimori a la candidatura de su hermana Keiko, que revela una vez más los sectores en disputa dentro de la tienda naranja, que se avistaban desde hace por lo menos dos años. Este golpe es tan fuerte que incluso la rápida y oportuna respuesta de la candidata de FP no logró revertir el severo daño a su opción de triunfo.

Otro ejemplo, patético, de autogol es la entrevista que brindó Alejandro Toledo en estado de ebriedad en el verano a una radio local. Por una sencilla razón: parte de los pasivos que el expresidente tenía que revertir era su imagen de indisciplinado y frívolo. Esa entrevista dio en la yema del gusto a quienes querían confirmar esas sospechas.

Seguramente tendremos más ejemplos de estas tres categorías de aquí al 5 de junio.

PD: Nuevamente transmito mi pesar por la irreparable pérdida por la partida del colega Victor Robles Sosa. Hasta no hace mucho, editor de este portal. QEPD

Mario Saldaña C.

@msaldanac