Triste papel en la OEA

La participación peruana en debate sobre terrorismo organizado por la OEA en Washington

Una consecuencia negativa de la ausencia de una transición democrática tras la caída del fujimorismo ha sido la falta de un debate plural y profundo sobre el terrorismo que sufrimos en  los años 80 y 90. En vez de promover la discusión, la Comisión de la Verdad construyó su propia versión de la tragedia con una visión sesgada que mantiene dividido al país más de una década. Dicha visión les niega a las víctimas del terrorismo la condición de mártires y héroes de la democracia que les corresponde por excelencia. Hace unos días, el gobierno tuvo la oportunidad para corregir esta injusticia en un debate convocado por.la OEA, en Washington, pero, una vez más, no lo hizo.

Durante la 63 Mesa Redonda de Políticas de la OEA, convocada por el secretario general José Miguel Insulza, para debatir el tema “Los derechos de las víctimas del terrorismo”, se concluyó que éstas son dejadas en un segundo plano de importancia por algunos países, y para corregir este error, se recomendó incorporar la protección y reparación de las víctimas como políticas contra el terrorismo.

Pero lo que más llama la atención fue la pobre participación del Perú, a diferencia de otros países. España, por ejemplo, envió una delegación integrada por la directora general de Apoyo a Víctimas del Terrorismo del Ministerio del Interior, Sonia Ramos; el diplomático Javier Rupérez, ex presidente del Comité de la ONU contra el Terrorismo; y la presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo (FTV), María del Mar Blanco. Estados Unidos envió a su embajador en la OEA y a la directora de la Oficina de Justicia para las víctimas del terrorismo del Departamento de Justicia, Heather Cartwright. Por el Perú asistió solo el embajador en la OEA. Juan Jiménez.  Se le restó importancia a la cita.

El gobierno tampoco invitó a la reunión a la Asociación de Familias Víctimas del Terrorismo (Afavit), a pesar de ser una institución reconocida por el estado y de que comunicó su interés en participar. Su presidente, Ruthie Ballón, viajó inclusive a Washington con esa intención ¿Por qué se les silenció?

Durante el debate, Jiménez Mayor hizo una tibia crítica a la CVR -por llamar partido político a Sendero Luminoso- pero luego hizo suya la versión sesgada de aquella al afirmar que SL “fue el principal causante de las 69.000 víctimas mortales de la guerra interna con el Estado peruano...” ¡Como si el pueblo jamás se hubiera involucrado en la lucha, como si no hubiese existido el ejército campesino que derrotó a SL, como si los líderes populares como María Elena Moyano, Pascuala Rosada y Pedro Huillca jamás se hubiesen rebelado contra SL!

También dijo que el Perú ha gastado "183 millones de dólares en reparaciones", y ha atendido a "casi el 60% del total de víctimas”. Ocultó, sin embargo, que a diferencia de España y EEUU, en el Perú se indemniza a terroristas. Las actitud de Jiménez ha motivado la protesta de Afavit ante la OEA y la Cancillería peruana.

Los hechos reseñados nos dicen que el Perú no tiene una política antiterrorista a pesar del horror que nos tocó vivir por el terrorismo. El presidente Humala debería reflexionar al respecto y tomar nota de lo que dijo Heather Cartwright en la OEA: “Es muy importante que las víctimas del terrorismo cuenten con el apoyo del Estado, porque apoyarlos es una forma de luchar contra los terroristas, es dejarles en claro que la sociedad democrática no abandona a sus víctimas y las apoya”.