María Cecilia Villegas

Todos contra Trump

Todos contra Trump
María Cecilia Villegas
10 de noviembre del 2016

Escandaloso intento de manipulación del voto a favor de Clinton

Los resultados de las elecciones en los Estados Unidos sorprendieron a muchos. Donald Trump ha ganado con un discurso abiertamente conservador y anti establishment. Su contendora, Hillary Clinton representaba todo aquello contra lo que él iba. Por eso, el peligro que implicaba, para algunos, la elección de Trump llevó a que distintos líderes políticos y empresariales tomaran partido por Clinton. Ella recibió el apoyo abierto de la prensa, no solo de su país.

Los editoriales del Financial Times y de The Economist tomando posición a favor de Hillary generaron sorpresa; sobre todo por la contradicción que representaban. Parecerían creer que el riesgo que se corría bien valía la pena. Y hasta el presidente llamó a votar por su ex secretaria de Estado. El intento de manipulación del voto a favor de Clinton ha sido escandaloso. Lo que muestra cómo la prensa y las encuestadoras estaban capturadas por los grandes intereses.

Como en el caso de Colombia —donde los ciudadanos no votaron contra la paz, como equivocadamente sostuvieron algunos analistas— en el caso de los Estados Unidos tampoco los ciudadanos han votado a favor del abuso contra las mujeres, el racismo o contra los principios y los valores de la democracia. Los ciudadanos han votado contra el establishment que ellos consideran corrupto y que creen que protege a los grandes intereses.

Las propuestas de Trump tuvieron acogida en un porcentaje importante de ciudadanos que están en contra de la inmigración y el libre comercio, que están en contra de Obama Care, el aborto y de todos los subsidios que —a costa de los contribuyentes— otorga el gobierno federal. Es decir, ciudadanos conservadores. Trump logró sintonizar con los ciudadanos americanos de clase media, cansados de la política tradicional, cuyos intereses son ignorados tanto por sus representantes como por los medios de comunicación.

Existe un descontento de los ciudadanos con la clase política tradicional a nivel mundial. En los países desarrollados cada vez son menos los ciudadanos que están inscritos en un partido, y en los países donde el voto es voluntario, cada vez son menos los ciudadanos que acuden a las urnas. En Estados Unidos hay un descontento que los demócratas, en ocho años de gobierno, no lograron detectar ni resolver. Y Hillary Clinton no respondía a ese descontento. Como el Perú en 1990, cuando el establishment quiso guiar el voto popular hacia Vargas Llosa, y los ciudadanos hastiados le dieron la espalda y optaron por el candidato anti establishment.

Lo mismo parecerían haber hecho los norteamericanos. Cansados de una clase política que responde a grandes intereses y no resuelve problemas, cansados de los gigantescos recursos mal canalizados, cansados del marketing que rodea a la política americana, optaron por quien, para bien o para mal, se les enfrentó. El resultado de las elecciones responde a la falta de empatía de los políticos con sus ciudadanos y al hartazgo de estos con la política tradicional. El resultado es una falla en la representatividad de los ciudadanos.

Trump apeló a las expectativas de los ciudadanos de retomar el control sobre el país. Y el Partido Republicano tiene que agradecerle por haberle dado la oportunidad de reconectar con su base conservadora y alejarse de los intereses creados, que durante los últimos años lo tuvieron capturado. Sería bueno que los políticos peruanos y el nuevo gobierno comiencen a canalizar los intereses de los ciudadanos insatisfechos con el modelo y sus instituciones, de lo contrario podríamos tener una amarga sorpresa en el 2021.

 

María Cecilia Villegas

 
María Cecilia Villegas
10 de noviembre del 2016

COMENTARIOS