Mar Mounier

Tocamos el fondo

Tocamos el fondo
Mar Mounier
05 de enero del 2015

Acerca de la crisis moral que atraviesan la sociedad peruana y su clase política                      

Parece que, hoy, el “Te amo Perú” se circunscribe a la paporreta de “sentir orgullo” por el tacu-tacu y los chilcanos. Pero en la práctica, poco o nada se hace por mejorar una sociedad totalmente apática, fastidiada y a la defensiva. Una sociedad en donde campea la antipatía, la “mala leche” y la impunidad. Los valores, parecen no existir. Pero ¿de dónde deviene parte de esta decadencia moral en la que, como sociedad, nos hundimos cada día? Simple y triste: quienes nos gobiernan han perdido la autoridad moral para ser ejemplo. La percepción del ciudadano de sentirse gobernando por matones y patanes ha convertido a la selva de cemento en un infierno donde impera la ley del más “pendenciero”. Los malos políticos nos embaucan con la cantaleta de “rescatar los valores”… ¿con qué ejemplo?

Es alarmante que el honor, el decoro, el recato, el pudor, la honestidad y hasta la vergüenza, simplemente hayan pasado a ser virtudes excepcionales de unos cuantos. Las peleas de callejón de las que el pueblo es testigo todos los días, el zaherimiento, el escarnio, los insultos de arrabal, la bravata, la chulería, el envanecimiento, son la regla entre quienes gobiernan. Un día tenemos a un ministro insultando a periodistas y al otro a un par de congresistas ofendiéndose y agrediéndose como si esto les diera baldones. Luego, el mismísimo presidente utiliza el dicterio como defensa y no hay nadie que ponga coto a una actitud política que sólo envía el mensaje de que ésta degeneración de los valores es normal y aceptable, cuando no debería serlo.

Hace unos días, miles se volcaron a las calles a protestar por una ley. Mucho se ha dicho sobre aquello pero, ¿se han puesto a pensar que, quienes han salido a las calles, más que rebelarse por una ley perfectible o no, lo han hecho por pretexto? La ley fue solo la mecha del “explosivo”, y es que hay la necesidad de comunicar a quienes detentan el poder que estamos HARTOS.

Hartos de su desparpajo, de su desfachatez, de sus faltas de respeto, de su infranivel de albañal, de que vivan a espaldas de lo que realmente necesita el país, que es un desarrollo económico y social basado en el rescate de VALORES. Porque ¿cómo exigir a la opinión pública consideración, atención y respeto cuando quienes nos gobiernan parecen bajados de los árboles?

Estamos hartos de su insolencia, del descaro, de la malcriadez, de que pasen sobre nosotros como si no existiésemos, que diariamente pisoteen a quienes mantenemos sus gollerías y estatus. Hartos de su actitud de trogloditas. El pueblo como sociedad civil está hastiado hasta el cansancio, saturado por completo de tanta mediocridad. Nunca en la historia republicana se ha visto un cargo de ministro, de congresista, incluso de presidente, tan venido a menos, tan vejado, tan denigrado, tan desprestigiado. Hasta un trapeador de chifa infunde más respeto.

No hay mejor forma de enseñar que dando el ejemplo. Si queremos salir adelante como país, el cambio de actitud no solo es necesario, es ¡OBLIGATORIO! En vez de “paporretería” sin sentido, que nos hagan el “favor” de quitarse la bravuconería. Que empiecen a leer sus Manuales de Carreño, que aprendan de una bendita vez lo que es integridad moral, y cómo COMPORTARSE como ciudadanos y como autoridad, y construyan una clase política con “CLASE”. Que despierte las conciencias, practique la sensatez, la respetabilidad, la decencia y, sobre todo, que demuestre genuino amor por su patria. Porque NO se respeta lo que no se ama.

Que no se quejen estos inconscientes si mañana lo que siembran les explota en la cara. Porque quien cultiva ortigas, no cosecha melocotones. Llegamos al punto de no retorno y es urgente el cambio de rumbo. A ver qué hacen, porque ya estamos tocando fondo.

Mar Mounier (El Higado de Marita)

05 - Ene - 2015

Mar Mounier
05 de enero del 2015

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