Tiempos mineros

Sobre la Convención Minera 2015 que se celebra en Arequipa

Escribo esto a mitad de la 32 Convención Minera, en Arequipa; ciudad y región que, por decirlo de alguna manera, tiene una relación dual con la minería, una especie de amor/odio, un “no te quiero mucho, pero te necesito”. O algo así.

Y lo comento porque el día inaugural las declaraciones de la gobernadora regional y del alcalde provincial traslucían una sensación de logro y de victoria porque este evento, que reune cada dos años a más de 10 mil personas vinculadas a la actividad minera del Perú y el mundo, se haya logrado realizar en Arequipa, poniendo a la ciudad en vitrina durante una semana y generándole ingentes beneficios en actividades turísticas y de servicios.

De hecho, este año, acaso la principal entidad arequipeña beneficiada sea la sede del evento: la Universidad de San Agustín, una histórica casa de estudios arequipeña, pública además, en la que buena parte de su alumnado y autoridades se han caracterizado por su posición radical de izquierda, motivo por el cual, paradójicamente, la minería ha sido fustigada por décadas.

Volviendo a las autoridades, esa sensación de triunfo tenía algo de asidero. El radicalismo antiminero, sobre todo el exhibido contra el proyecto Tía María, ha amenazado con paros y movilizaciones en el Valle del Tambo y también en la propia capital de la Región, como una forma de rechazo a Perumin y a la actividad en general, justificando tal hecho en posiciones pseudo ambientales ya conocidas, pero que en su momento fueron desnudadas por su móvil grupal, personal, básicamente económico (“la izquierda lentejera”) y claramente extorsionador.

La anécdota política la trajo el exministro de Transportes y Comunicaciones de este Gobierno Carlos Peredes, hombre muy cercano (no sabemos si sigue siendolo) a Palacio, además de destacado arequipeño, quien en su calidad de panelista de la que iba a ser la exposición de la ministra de Energía y Minas, Rosa María Ortiz (pero terminó siendo del viceministro Guillermo Shinno) criticó dura y directamente a la titular del sector por no haber acudido a Perumín aduciendo urgencias que atender en Lima, conociendo perfectamente la situación por la que atraviesa la minería en estos momentos, y Arequipa en particular.

Dijo Paredes que es en los momentos difíciles en los que se mide la existencia o no del liderazgo de quienes tienen el encargo de marcar el rumbo, en este caso, de un actividad crucial para el desarrollo del Perú.

Tanto el alcalde de Arequipa como su Gobernadora, conscientes del rol y la importancia que tiene la minería para la región, ante la afectación que tendrá el canon por la caída de los precios, han ratificado que sería necesario restablecer el aporte voluntario minero, debido a que el gravamen por el que se le reemplazó termina generando ingresos a la caja central pero no para sus respectivas gestiones.

Es obvio, las cosas muchas veces son más valoradas cuando se pierden, y no solo para el caso de Arequipa. Por ello harían bien las autoridades regionales y municipales de las zonas mineras en plantear, junto a las empresas, esquemas colaborativos que brinden sostenibilidad a los proyectos de éstas y a los recursos públicos que de ellos se derivan.

Por: Mario Saldaña C. (@msaldanac)