Tiempo de desregular

Sobre las esperadas medidas para reanimar el crecimiento económico

Ojala los funcionarios del gobierno (sobre todo del MEF) que, en uso de las facultades delegadas por el Congreso, tienen el encargo de preparar el paquete de normas destinadas a reactivar la inversión, hayan tenido la oportunidad de leer artículo de Alfredo Bullard del último sábado en El Comercio (“Borrón y cuenta nueva”).

Alfredo apunta con sumo realismo cuál debería ser la ruta a seguir el país en este último año del mandato de Ollanta Humala, y cual la que debería continuar el próximo Gobierno.

Y traigo esto a colación pues Pedro Pablo Kuczinsky acaba de declarar que el Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP) debe desaparecer porque “no sirve para nada”. Pienso que PPK ha priorizado su condición de candidato sobre la de técnico y tal afirmación peca de exagerada; desde ese punto de vista, más allá del error, la misma debería ser tamizada.

¿Por qué?. Pues porque a mi juicio uno de los errores del “modelo” peruano, sobre todo en los últimos 15 años, ha sido crear, incrementar y complejizar la regulación en diversos sectores productivos y de servicios (incluyendo por cierto las reglas aplicables a la inversión pública) a razón de casi varias decenas o centenas de normas por cada punto porcentual de crecimiento de nuestro PBI.

Uno de los principios básicos del Derecho es el de la realidad. Es decir, las disposiciones de todo nivel tienen que contar con varias condiciones, la más importante es que no solo deban ser cumplidas sino PUEDAN ser cumplidas. Póngase a pensar, estimado lector, ¿cuántas leyes en el Perú se cumplen?, y cuántas se incumplen por la imposibilidad de acatarlas tanto por el regulado (las personas, las empresas) como por la incapacidad o imposibilidad de hacerlas cumplir de parte de la autoridad competente (el Estado).

Soy de los que cree que estas últimas abundan en el Perú y son, paradójicamente, la regla y no la excepción; y que esta sensación de incumplimiento se ha agravado a tal punto que, como refiere Bullard, cada vez que se habla de más regulación, o aquella nueva con carácter de urgencia, al día siguiente todo funcionario de mediana jerarquía en el Estado ya identificó el recoveco legal para exceptuarse del cumplimiento, hacerlo más complicado que antes o simplemente justificar su no firma o autorización a tal o cual permiso.

Yo no dudo que el SNIP, por ejemplo, haya empezado a flexibilizarse y hacer más eficaces sus procesos de aprobación, pero les aseguro que aún estamos a mitad de camino para volver ese sistema menos complejo de lo que debería ser.

La desregulación el mejor camino. En ningún país del mundo en el que un Estudio de Impacto Ambiental cuyo plazo de aprobación es de 6 meses y termina tomando 2 años y medio para alcanzar la autorización final (es decir quintuplicando su plazo legal) se podría decir que tal modelo regulatorio es efectivo, eficiente y aplicable.

Eso es auto-engañarnos, mentirnos. Volvamos al principio de la realidad.

Por: Mario Saldaña C. (@msaldanac)

23 – Jul- 2015