Martin Santivañez

Soy caviar, párame la olla

Soy caviar, párame la olla
Martin Santivañez
22 de enero del 2016

Radiografía de Julio Guzmán

La psicología progresista es infinita. Para explicarnos la supuesta orfandad económica y el heroísmo electoral de uno de sus candidatos, el peluche de dinosaurios Julio Guzmán, los caviares se inventan lo de la esposa que para la olla. No es difícil que una mujer pare la olla en casa y una de las grandes conquistas de la humanidad es la incorporación de la mujer al mercado de trabajo. Las mujeres peruanas son especialmente valientes y “paran la olla” sin hacer aspavientos.

Sin embargo, este no parece ser el caso de Guzmán, un cuadro del establishment privado y público que se llena la boca repitiendo en cuanta entrevista le otorgan que él “ganaba mucho dinero” cuando trabajaba. Vendernos gato por liebre en un proceso electoral es la especialidad progresista y por el entorno que rodea a Guzmán, por el discurso utópico y voluntarista, por ese mensaje morado podemita, por sus disfuerzos pulpinescos y, sobretodo, por su incapacidad para concretar cuando le preguntan cosas serias, su aura caviar es evidente para todo aquél que se informe por encima de los noticieros.

Ahora bien, el ethos caviar siempre termina traicionando a sus engendros. Nuestros progresistas de salón están construidos para que alguien les pare la olla. Ellos son incapaces de encargarse de un oficio tan prosaico. De allí que cuando intentan hacer una campaña de apoyo, todo termina apareciendo como una reivindicación dónde una tercera persona se responsabiliza en un tema que exige la más absoluta corresponsabilidad. Para los caviares “parar la olla” es una labor del Estado, una labor de los demás, nunca una exigencia personal. Es interesante como la mentalidad comunista, vestida de falso intelectualismo, empieza por exigir solidaridad para los más pobres y termina implementando subvención para uno mismo y para los amiguitos miembros del clan.

El discurso caviar de “parar la olla” para los demás se ha traducido en este país en un comedor popular con carnet de socios y exclusividad. La argolla caviar que domina amplios sectores de la cultura, la universidad y los medios de comunicación se ha especializado en proclamar ayuda para todos mientras capta fondos para su propio bolsillo. Cuando esta lógica extractiva se traslada al Estado entonces lo público deja de estar al servicio de todos y pasa a convertirse en la bolsa común de un puñado de camaradas dispuestos a cualquier malabar retórico con tal de legitimar la ambivalencia de sus posiciones.

La progresía no está capacitada para gerenciar un comedor popular nacional porque es incapaz de gestionar lo público. No sabe cómo multiplicarlo. Solo es docta para repartir prebendas y canonjías en función a sus intereses mientras las cosas se marchitan alrededor. Por eso, Guzmán seguirá contradiciéndose y apelando a lo emocional mientras sus defensores no atinan a explicarnos cómo un ex viceministro de Nadine, un ex secretario general de Ollanta y un mando medio del BID pretende atropellarnos con el cuento de una candidatura virginal.      

Por Martín Santiváñez Vivanco

 
Martin Santivañez
22 de enero del 2016

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