Ricardo Escudero

SOLDADOS DE MI PATRIA

SOLDADOS DE MI PATRIA
Ricardo Escudero
15 de abril del 2016

Jóvenes que nos honran con sus vidas

Observo las lágrimas y siento como propio el dolor de los familiares de los jóvenes soldados de la Patria, cruelmente asesinados por el terrorismo del Partido Comunista Sendero Luminoso, y me indignan las expresiones de algunas personas que pretenden siempre ofender el servicio ejemplar de las Fuerzas Armadas en defensa de nuestra integridad como país. En un cobarde atentado —como siempre actúan quienes, sin valores, se dedican a la violencia como negocio y camino hacia el poder que la democracia jamás les brindará— las vidas de peruanos entregados a la misión de la paz fue terminada en una emboscada típica del accionar subversivo.

En el VRAEM, desde donde escribo en estos momentos, no nos sentimos lejos de morir. Aquí estamos atrapados entre la selva y las inalcanzables alturas de nuestra enredada geografía, entre la producción y el transporte del narcotráfico, entre la vigilancia y protección que les da el terrorismo fuertemente ideologizado, presentado en su faceta de odio exacerbado. Esa es la verdad que a diario miles de niños, ancianos y padres de familia, humildes en especial, tienen que sobrellevar a cuestas.

Un gobierno de poca competencia que no tiene nuestros ojos, ve de otra manera este drama social, económico, educativo y político. El último ataque registrado en los medios —porque todos los días se comentan enfrentamientos en distintas zonas— fue seguido del asesinato de jóvenes sin armamento. Y me pregunto ¿se puede llamar a eso un conflicto interno y no terrorismo? ¿Dónde está la condena de esas organizaciones que dicen defender los Derechos Humanos y siempre buscan judicializar a los soldados del Perú, haciéndolos culpables de cualquier absurdo?

En el VRAEM nunca he dejado de ver cómo nuestros jóvenes soldados —muchos de ellos nacidos en esas tierras hermosas— ayudan a la población y son bien acogidos en sus comunidades. Jamás he dejado de acompañarlos con un saludo cuando conversamos, a más de 4,000 m. s. n. m. y en plena helada; jamás he dejado de recibir un abrazo compartido y un “nos vemos pronto”. Jóvenes tan jóvenes, entregados al servicio del Perú, acompañados en Huancayo por una multitud que sabe lo que es tener cerca de sus vidas el temor del terrorismo y perder a sus familiares. Fueron ellos, no nosotros, quienes han partido; y es a ellos a quienes debemos rendirles homenaje.

La subversión no está acabada. No son remanentes ni abigeos, son columnas terroristas del Partido Comunista Sendero Luminoso las que siguen sembrando terror, violencia y odio en un país que debe surgir con más energía para acabarlos, con todas las armas posibles. En el VRAEM, cerca de Huancayo, a pocas horas de Lima vivimos en medio del terror sin que el gobierno ponga la máxima energía para combatirlo. Pero sabemos que cientos de jóvenes soldados de la Patria están acá y todo el Perú tiene el deber de estar con ellos.

RICARDO ESCUDERO

Ricardo Escudero
15 de abril del 2016

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